La generación C o digital
Desde que las tecnologías de la información y las comunicaciones, TIC, irrumpieron en el mundo contemporáneo, a través de la Internet, produciendo lo que se conoce como "el cambio tecnológico", el mundo tal como lo conocíamos no volvió a ser igual. Este cataclismo que modificó dramáticamente las formas de vivir, convivir y comportarse en este siglo XXI, se hizo realidad gracias a la digitalización.
La mutación ha sido tan intensa y poderosa, y sus consecuencias tan profundas e irreversibles, que uno de los gurús norteamericanos de los medios, Brian Solís, no ha dudado en señalar- luego de un sesudo estudio- que las grandes bancarrotas que se han producido en su país en la última década han sido producto de lo que él llama "Darwinismo Digital": cuando la tecnología y la sociedad evolucionan a un ritmo mayor que la habilidad empresarial para adaptarse al cambio e identifica algunas víctimas de esta enfermedad : Polaroid, Compaq, Tower Record,Life, Compu USA, Pontiac, Chrysler, General Motor, Hummer, Blockbuster, American Airlines, SAAB. Kodak, todas centenarias. Se resistieron a diigitalizarse y no pudieron entender, y menos comprender, las necesidades de los usuarios digitales.
Enfatizando en el tema, Solís revela que de las quinientas compañías que aparecían en la lista de la revista Fortune en l955, hoy tan sólo sobreviven setenta y una. Y es inflexible en su diagnóstico: negocios que no se transforman al mundo digital y se empecinan en procesos arcaicos, simplemente desaparecen. Y enfatiza que ningún negocio está exento del fracaso -por grande que sea- y destaca que otros negocios, aun pequeños, impulsados por la ola digital logran éxito.
En su último libro ¿"What's the future of business? nos dice que la era digital ha permitido el advenimiento de lo que él llama Generación C, la que se identifica no por la edad, ni la educación, ni los ingresos, ni la etnia, sino porque viven y respiran en las redes sociales. Toman decisiones en forma diferente y sus percepciones, que nacen de sus experiencias cibernéticas, difieren radicalmente de las tradicionales y, por ello, sus expectativas y necesidades son diferentes.
La forma de trabajar, de relacionarse, sus hábitos de consumo y sobretodo su actitud ante la vida, hacen que tengan una psicología del compromiso muy sui géneris. Por ello son mercados que demandan una manera diferente de acercarse a ellos.
Sobre estas realidades es que tienen que reflexionar los empresarios, los educadores y los políticos. Innovación, velocidad de respuesta y capacidad de adaptación son las claves para encarar este reto. Quienes vivan el cambio tendrán una indudable ventaja competitiva.
Afortunadamente en Colombia, el Ministro de las TIC ha comprendido la dimensión del problema y el cambio se ha venido haciendo en forma significativa, pero necesita mayor apoyo y compromiso del sector privado. La Cámara de Comercio de Bogotá, ciudad llamada a liderar ese cambio, puede hacer mucho, capacitando y mentalizando al empresariado. Toda una tarea para su nueva directora, Mónica de Greiff, ya curtida en estas lides.
Adenda
Paz en la tumba, a ese gran señor, amigo y periodista que en vida se llamó, José Fernández Gómez.