ERNESTO RODRÍGUEZ MEDINA | El Nuevo Siglo
Sábado, 5 de Enero de 2013

El centro es el camino

 

La  semana que está por terminar  ha traído buenas noticias para la política estadounidense gracias al acuerdo logrado entre demócratas y republicanos, que evitó una grave crisis fiscal para el país. Sin embargo, la tensión continúa porque no se han sentado las bases de un acuerdo definitivo sobre un modelo a seguir en relación con los techos del gasto y de la deuda pública.

Este desencuentro se había tornado insoportable por cuenta de las posiciones de la extrema derecha republicana -el llamado "tea party"- que considera intocables los intereses de los más adinerados y no está dispuesto a permitirle a Obama que cumpla con su promesa electoral de gravar con nuevos impuestos a quienes ganar ingresos superiores a 250 mil dólares anuales. Les tiene sin cuidado el mandato recibido en las urnas por una determinante mayoría.

Pero lo que hoy nos hace reflexionar sobre el tema es el acuerdo de último minuto logrado por la pericia del vicepresidente Joe Biden, quien logró convencer a sus viejos colegas del centro de ambos partidos de que era posible una convergencia sensata por bien de todos. Ese centro fue el camino de la cordura y de la conciliación. Una buena estrategia que nos está señalando el camino y las opciones a seguir en un mundo convulsionado por el fundamentalismo de unos dirigentes situados en los extremos del espectro político, que reclaman una completa sumisión a sus seguidores y pretenden que sus adversarios se pliegen a sus exigencias, inspiradas en el dogmatismo y en el maniqueísmo, como presuntos detentadores de una verdad revelada, que ellos claman y proclaman. ¡Va de retro, Satanás! En EE.UU., especialmente desde que Obama llegó al Salón Oval, esos extremistas de la derecha republicana, que lo ven como un anticristo socialista, han decidido no dejarlo gobernar. Hay quienes afirman que la propia Constitución de los padres fundadores se diseñó para que hubiera estos disensos, pero lo cierto es que este comportamiento tiene escandalizado al mundo entero que, por aquello de la internacionalización de la economía termina pagando los platos rotos.

Algo similar puede estar pasando y se puede agravar en nuestra vecina Venezuela, con las deschavetadas  actitudes del chavismo y sus deseos de copiar las hazañas del Cid, manteniendo artificialmente el cadáver del Caudillo. No estamos diciendo que  Chávez esté muerto. Pero en nada ayuda este extremo secretismo de cara al futuro venezolano. El juego extremista ya lo conocen nuestros hermanos desde que el Comandante llegó al poder... Pero todas esas verdades absolutas e incondicionales posiciones, aupadas por quienes quieren crear toda una línea de pensamiento trascendente, no son ajenas tampoco a los colombianos. En estos lares también se "cuecen habas" de ese talante protoideológico, uribista por más señas. El ex y sus seguidores apasionadamente se enfrentan a nuestras instituciones, y como en Washington al presidente Santos también le ven los cachos y el rabo de Satanás. A los dos mandatarios los extremistas de derecha los acusan de  haber abandonado los principios y traicionado los ideales. Algo familiar.

En eso estamos. No seria tan grave si no estuviera en juego nuestro propio futuro como nación y como país, en temas tan críticos como la paz y nuestro protagonismo internacional.

 

Adenda

 

El extremismo petrista tiene a Bogotá hecha un desastre.

ernestorodriguezmedina@gmail.com