Entrega de armas y política | El Nuevo Siglo
Sábado, 1 de Julio de 2017

No importa que no se entreguen todas las armas, como seguramente ocurrirá. No importó en el pasado, como cuando los terroristas del M-19 entregaron pírricas 300 armas, vetustas y desusadas. Ahora tampoco va a importar, pues de las más de 900 caletas saldrán para el mercado negro armas para dar, vender y convidar.

Sin embargo, el hecho es políticamente relevante, y lo es positivamente. Es la entrada oficial de los ex terroristas a la vida civilizada y el inicio de la nueva etapa en la política colombiana, a pesar de que también es el momento en que se lavará formalmente la grande fortuna de las Farc.  

Así, los billones de pesos de corrupción se enlutarán con los billones de pesos provenientes de la droga y del régimen del terror, claro está, para ganar elecciones. El mérito, el estudio y la preparación de nuestros líderes se volverán a ver opacados por la bellaquería, pero, con todo, el hecho de sacar formalmente de la criminalidad a 7.000 personas con sus respectivas armas, no se puede desconocer.

Todo eso lo advertimos desde la honorable campaña del No, pero eso fue lo que nos robaron. Es que en eso consistió el robo sin desconocer que, como esta noticia, en el ilegítimo pacto encontramos cuestiones rescatables.

Y como de política se trata hoy más que nunca, la fuerza y coherencia de las ideas harán lo que siempre hacen en tiempos de crisis: ¡iluminar!

Por eso no cae en mejor momento el acuerdo entre el uribismo y el conservatismo en cabeza del Dr. Pastrana y de la ex ministra Ramírez. Esa es la única fuerza verdaderamente seria y capaz de contrarrestar una cosmovisión socialista y una manera de utilizar la cosecha del delito para alzarse con elecciones, cargos y más contratos públicos.

Derecha, decencia o conservatismo, como les plazca denominarlo. Esta es la única vía de salvación frente a una visión que podríamos denominar apocalíptica de no ser porque ya conocemos sus resultados.

Nos debemos preparar, empero, para tragarnos los sapos -y de los más grandes- como cuando entre Pastrana y Uribe se producía verdadero fuego cruzado. Fuego en el fondo amigo, pero al fin de cuentas fuerte y cruel. Se es esclavo de lo que se dice, enseña el adagio popular. Ahora nos lo enrostrarán en su máxima expresión, pero eso no nos puede desanimar porque existen muchos más temas que nos unen que lo que nos dividen y, en últimas, porque la patria está en juego.

*Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI.

@rpombocajiao