Entre la inseguridad y los malos mensajes | El Nuevo Siglo
Martes, 18 de Octubre de 2022

 Soy un ciudadano que considera que, antes de asustarse con los cambios y estar pensando en abandonar el país, lo que debemos hacer para el futuro de Colombia es trabajar juntos para disminuir esa gran brecha que existe actualmente frente a gran parte de la población y las regiones que carecen de recursos y que están lejos de encontrar atención en la salud, la educación, en vías de comunicación, en buenas carreteras que brinden la posibilidad de empleos dignos a sus habitantes.  

Para decirlo de otra manera, debemos unirnos para disminuir esa gran distancia que existe entre la población que vive en buenas condiciones de vida, en condiciones normales y aquella que no cuenta con los recursos y condiciones idóneas y que se ve aún más marcada entre quienes viven en las zonas urbanas y las zonas rurales.  Y cuando hablo de campo o zonas rurales, desafortunadamente nos estamos refiriendo a esa gran mayoría del territorio nacional, dónde además de no existir condiciones dignas de vida, están rodeadas por la mayor problemática de pobreza, violencia y falta de oportunidades. 

Pero lo que no podemos confundir es la necesidad que el Estado llegue a estas poblaciones y regiones, con los malos y equivocados mensajes que estamos enviando a la comunidad internacional, que veía a Colombia como un país apto para nuevas inversiones que generan empleo o a los empresarios nacionales que no están viendo un panorama claro para el desarrollo de sus actividades empresariales. Y es que el desarrollo de las regiones y la satisfacción de las necesidades de las poblaciones más afectadas no se opone al desarrollo empresarial y la atracción de inversiones, y por ello se debe tener cuidado con los anuncios que se hace, pues si los mismos no responden a políticas claras, no solo no lograremos los objetivos de desarrollo económico, sino que impediremos igualmente la necesaria justicia social.

Un claro ejemplo de lo expuesto lo vemos en los mensajes que el ministro de Hacienda recientemente ha tenido que salir a clarificar, entendiendo que si no se tiene cautela en las políticas económicas, los ingresos de nuestra nación se disminuirían y así, por más reforma tributaria que se haga, tendríamos muy pronto problemas fiscales de incalculables repercusiones y las gentes que están esperando que la acción de gobierno los beneficien y lleguen a sus regiones, verían de nuevo frustrados sus sueños y esperanzas. 

Por otra parte, es realmente impresionante la inseguridad que se está viviendo tanto en las diferentes ciudades como en los campos, y este junto con los malos mensajes en un hecho que afecta gravemente la posibilidad de cumplir con el anhelado cambio y la justicia social que todos añoramos. 

La inseguridad en general que estamos viviendo y sufriendo, es muy grave. Es impresionante ver en los medios de comunicación las muertes que ocurren como consecuencia de los atracos; la cantidad de robos, independientemente del lugar y en medio de la presencia de la fuerza pública.  Además de ello, las muertes causadas por los enfrentamientos de bandas o venganzas entre grupos ilegales están creando mucho miedo e incertidumbre.  

 

Desde la capital de la República hasta en las distintas capitales de los diferentes departamentos, como en las cuidadas intermedias y en territorios rurales, la gente está muy preocupada por la inseguridad. ¿Cuándo llegará el día en que nos sintamos seguros en nuestro país? ¿En que podamos caminarlo, disfrutarlo, recorrerlo y vivir sin miedo, sin amenazas, en comunidad? 

El cambio, la justicia social y el desarrollo de todos requiere que como base de todo prestemos mucha atención a la seguridad de todos los rincones de Colombia y la construcción de políticas claras y coherentes que no se ven empañadas o afectadas por mensajes poco claros, contradictorios o incluso malos mensajes.