Con la revelación de la verdad verdadera sobre la expulsión de Roy Barreras y de Armando Benedetti, todo esta dicho. Estos “congresistas” son unos personajes bastante carnavalescos, al igual que muchos otros en nuestro país. Sin embargo, estos en específico se pasaron de la raya. Fueron expulsados del Partido de la U, fundado por Álvaro Uribe en el 2005, estandarte del “uribismo” hasta que los antes mencionados y en especial Juan Manuel Santos dieron la espalda a su fundador y su ideología fue cambiando a tal nivel que ya ni ideología tiene.
Políticos como Barreras y Benedetti (que ahora es petrista, o quizá siempre lo fue) representan un fenómeno bastante bizarro y particular de la política nacional: “el oportunismo político” -lagartería- que, junto con clientelismo, camaradería y corrupción, forma un “cóctel molotov” que estalla en la moral y los bolsillos de los ciudadanos.
Los exmiembros del Partido de la U en mención, acometieron en contra de su misma bancada, pues se creyeron los dueños de la colectividad. Sin embargo, el tatequieto les llegó y no tardaron en reciclarse en la política, al igual como algunos excriminales se reciclan en la violencia.
Barreras, antes médico de profesión, ahora ha decidido fundar un partido político, que lleva un nombre tan alucinante como su figura: liberalismo socialdemócrata (LSD) que de entrada es una contradicción, pues se es o socialdemócrata o liberal, pero no las dos al tiempo. Además, con la idea del “centro” que es una mentira emotiva -posverdad- utilizada con el fin de engañar con una precaria demagogia a los eventuales votantes.
Por su parte, Benedetti, se hará miembro de la Colombia Humana -que de humano no tiene nada- con fines presidenciales para el 2022. Es muy lamentable, que en Colombia no existiera una muerte política de verdad. Y, que, por medio de todo tipo de triquiñuelas, los implicados en un sinfín de casos de malas prácticas e inmoralidades, logren escabullirse de la justicia colombiano o del realismo mágico.
Además, la figura política de Barreras y Benedetti, que pareciera que no se percibiera cuanto mal le hace al país, de la forma menos seria, pasan de un lado a otro, demostrando que es solo el oportunismo y la búsqueda de cumplir sus intereses personales, el motor que les impulsa.
Aún más, la rudeza de estos personajes y también su falta de tacto, se ven reflejados en sus declaraciones, comportamientos e impredecibles cambios de opinión. Por ejemplo, una deplorable publicación de Benedetti en twitter donde hacia una símil entre los latinos que votaron por Donald J. Trump y una hipotética situación, en la que los judíos hubiesen votado por Adolf Hitler, además les llamaba ¡igualados! Hecho que podría llegar hasta la Liga Antidifamación (ADL).
En conclusión, más allá de la expulsión de estos congresistas, que así mismo quedan dentro de un limbo político y jurídico, debe hacerse una reflexión. El hecho postulado deja al descubierto las falencias dentro del sistema político, incluso su legalidad y por supuesto de la legitimidad del asunto. Es claro que debe haber un cambio, pero no el que ellos proponen.
@davidrosenthaal