El voto militar | El Nuevo Siglo
Sábado, 13 de Agosto de 2016

Por su origen (Roy Barreras), por su respaldo (Gobierno Santos) y por su momento (previo al plebiscito de las Farc), la iniciativa del voto militar parece más un cortina de humo, -encubridora y cómplice del desgobierno y el desfortunio patrio-, que una positiva idea para la democracia colombiana.

Amparada en la tesis de los derechos fundamentales y sobre la sofisticada base que los militares también son ciudadanos, se pretende permitir el voto castrense para politizar las fuerzas del orden.

Es que el temor no reside en que los militares salgan de sus cuarteles a hacer política (muchos de sus ex militares lo han hecho y exitosamente), sino que los políticos se les metan a los cuarteles y los partidicen y, de contera, acaben con sus propias tropas al bajarlos del merecido pedestal en que los ha colocado la ciudadanía. (75% de favorabilidad sostenida en las encuestas)

No se trata pues de negar la categoría de “fundamental” del derecho al voto, se trata de advertir que el derecho al voto, aun cuando fundamental, presupone dos cosas: (i) conocimiento e (ii) ideología. Máxime si se trata de voto programático tal y como lo consagra nuestra actual constitución política.

Para votar hay que conocer el programa y la ideología de quien procura el voto y ello implica, necesariamente, la publicidad y la propia campaña democrática. También el debate, la reflexión pública y la discusión. Así las cosas, el voto no es un derecho aislado, huraño,  sacado de todo contexto y de todo debate. Salvo, claro está, el voto de las democracias fachada como la de Venezuela o de las dictaduras como la Cubana donde solamente se puede votar por el régimen totalitario representado en un único partido de gobierno.

La restricción al voto castrense, que viene desde los años 30 del siglo pasado, conserva su interinidad en la actualidad, pues si algo ha salvado la gloria de los militares es, por una parte, su profesionalismo y, por la otra, su neutralidad. Esa neutralidad que únicamente se produce en la imparcialidad del victorioso, del comprometido por convicción y del disciplinado por devoción, antes que del partidario e interesado, condición derivada y propia de la eclessia política.

Twitter: @rpombocajiao

*Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI.