Colombia se enfrenta al reto de ser un país de oportunidades, como lo mencionó el presidente de la 73 Asamblea Nacional de Industriales y del segundo Congreso Empresarial Colombiano, Bruce Mac Master, cuando halaga a un país con ímpetu de empresa, fuerza laboral pujante y con un índice sobresaliente en emprendimiento a nivel mundial.
Muchas preguntas surgen en contraste: ¿Se dan realmente las condiciones de política pública para enfrentar este desafío? ¿Hay incentivos para la producción y creación de empresa? ¿Existe plena conciencia en dar a la empresa su relevancia como motor de reducción de pobreza y desigualdad?
Esto en medio de un sector industrial que padece la caída, en año completo, de la producción en un 1.3%; de una expectativa de menor crecimiento económico, que ronda en el 2% anual -según el Gobierno-; de una reciente reforma tributaria y de la superación de los síntomas de recesión en otros sectores industriales que generó el boom de petróleo e hidrocarburos.
Como ha dicho Martín Reeves, socio de Boston Consulting Group, invitado especial de la Andi, “se ha comprobado que la tasa de renovación de las ideas es el doble de los que teníamos hace 20 años, y eso es crítico porque hay el doble compañías. Y cuando hablamos de tiempos de incertidumbre,…son fundamentales la innovación y el emprendimiento”.
Es posible que sea en medio de la desaceleración cuando se reconozcan las necesidades de determinar colectivamente la idea faro como nación empresarial. El año anterior el Gobierno lanzó la Política de Desarrollo Productivo (Conpes, 2016), es cierto, pero ¿Cómo se armoniza ella con la alta carga tributaria o con las tarifas de transporte, para dar un ejemplo? Se trata de tener conciencia que las políticas públicas efectivamente pueden afectar el clima de los negocios, positiva o negativamente, como también lo afirma Reeves.
El Consejo de Competitividad, en cabeza de Rosario Córdoba, insiste en la urgencia de superar las fallas del mercado que le impiden a Colombia crecer con productividad. Así mismo, la Andi ha propuesto una “Estrategia para una nueva industrialización II” -segundo volumen presentado en la Asamblea-. El Concejo de Bogotá, por su parte, de la mano de la Cámara de Comercio, presenta cuatro proyectos de acuerdo para la competitividad de la ciudad como Bogotá 24 horas, Día del calzado, Marca ciudad y normas para un Sistema de Inspección de licencias comerciales.
Es en la apropiación del sentido empresarial como eje de crecimiento donde entra en juego perder el temor de dar incentivos a quienes lo desarrollen. En otras palabras, se puede propender por una visión conjunta donde el empresario, sobresalga no sólo por sus méritos y esfuerzos individuales, sino porque hace parte un país que valora y cree en el empresario. Entre otras, porque la estabilidad de las empresas es garantía para que quienes han salido de la pobreza no vuelvan a caer en ella, para evitar ampliar la gama de vulnerabilidades ocultas y que los trabajadores -directos, indirectos o proveedores- estén el algo riesgo de perder su actividad, claves en el dinamismo de la economía.