Las posturas aislacionistas del nuevo gobierno de Estados Unidos pueden estar conduciendo a un replanteamiento de la geopolítica o a un nuevo orden mundial. Sus posiciones frente al cambio climático, con el retiro del Acuerdo de París, y las observaciones a la OTAN, así lo confirman.
Al terminar el 2015 se instaló la conferencia de Paris con el fin de abordar el problema del “cambio climático descontrolado”. Según Chomsky, antes de su apertura “el Laboratorio de Propulsión de Reacción de la Nasa publicó un estudio que sorprendió y alarmó a los científicos que han estado estudiando el hielo del Ártico. El estudio mostraba que un enorme glaciar de Groenlandia, el Zachariae Issrom se soltó de su posición glaciológicamente estable en 2012 y entró en una fase acelerada de retirada, un hecho inesperado e inquietante. El glaciar contiene agua suficiente para elevar el nivel global del mar en 46 centímetros si se fundiera por completo; y ahora está en dieta espartana, perdiendo cinco mil toneladas de masa cada año. Todo ese hielo se vierte al océano Atlántico Norte.”
Este diagnóstico revela de dimensión del fenómeno del calentamiento global que contribuyó a impulsar el Acuerdo de París para controlar la emisión de carbono y que, en forma incomprensible, han rechazado importantes dirigentes del Partido Republicano, incluido el entonces candidato Donald Trump, que, al convertirse en Presidente de la República, acaba de protocolizar el retiro de los Estados Unidos del más importante instrumento de política ambiental que se ha adoptado para enfrentar las nocivas consecuencias de la emisión de monóxido de carbono.
El argumento que se invocó para el retiro del Acuerdo es que supuestamente el tratado “castiga y afecta la economía americana”, que se había impuesto la meta de reducir las emisiones entre un 26 y un 28 por ciento, para sustituirlo por planes voluntarios basados en un plan nacional de energía. Este instrumento impone el compromiso a los firmantes de reducir las emisiones de carbono para evitar que el calentamiento global supere los dos grados Celsius.
Como no se trata de un tema de percepciones sino de verificación científica, lo procedente para tomar una decisión de esas características era someterlo a la evaluación responsable de un equipo de expertos en la ciencia del cambio climático y acoger sus recomendaciones.
La decisión del retiro del Acuerdo de Paris por parte de Estados Unidos no fue de buen recibo en el mundo, en particular en Latinoamérica y El Caribe, porque en esta región el aumento de las temperaturas afecta “la tierra cultivable, la pérdida de islas de baja altitud y las zonas costeras; lo mismo que la producción agrícola y la energía hidráulica”. También está aumentando los patrones de lluvias.
Los Estados Unidos han proclamado que este es el siglo de la “autosuficiencia energética”, pero no tiene una política para restringir el uso de combustibles fósiles y ni siquiera tiene objetivos de energías renovables, como lo intenta hacer Europa con las energías alternativas ¿Será que hay poderosos intereses económicos que no lo permiten?