El fallecimiento de Diego Armando Maradona, el astro argentino del balompié mundial impactó a media humanidad, fanática de este deporte. En pocas ocasiones el alma popular ha sido tan golpeada como lo ha sido en esta ocasión. Millones de fanáticos en el mundo entero lloraron literalmente su desaparición a la edad de sesenta años y víctima fatal de todos sus excesos. En los arrabales, campos y ciudades, lo recuerdan por su gambeta endiablada y su excelsa visión del arco contrario. Por algo se encumbro desde "villa miseria" hasta las alturas de la gloria y la fortuna.
También fueron grandes Pelé, Messi y Maradona, pero ninguno logro las cotas del genio de este díscolo número diez. Es que no era sólo un jugador en solitario sino un armador del juego y un malabarista sin parangón con la pelota. Sus más cercanos creen que pasará mucho tiempo antes de que aparezca su reemplazo. Hizo más de trescientos inolvidables goles, cada uno mejor que el anterior y con "la mano de Dios" hizo la anotación considerada la más grande de la historia.
Era pequeño de estatura pero tenía la corpulencia de un toro de lidia. La historia ya lo ha juzgado, si Maradona no hubiera existido, habría que inventarlo. El veredicto es contundente.
Que descanse en paz y su recuerdo nos inspire,
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No hay día que pase sin que Donald Trump haga de sus impertinencias y "metidas de pata" los encabezados de la prensa en el mundo entero. Sabe, como pocos, llamar la atención y ser el foco de la controversia. A poco menos de dos meses de entregar su silla en el Salón Oval ya ha prometido que en cuatro años regresará. Setenta millones de fanáticos de sus desafueros son su garantía para esa reelección. Es un caso verdaderamente notable de cómo las acciones negativas convertidas en cotidiana ocurrencia son un sólido pasaporte para un triunfal regreso.
Sin embargo y para hacer justicia no todo ha sido reprobable en su administración. Su más reciente logro ha sido la firma de los acuerdos de paz entre Israel y sus vecinos árabes, acto en el cual fue exitoso mediador. De otra parte la economía se ha comportado en forma notable para garantizar la recuperación del país en plena pandemia. Y los principales indicadores proyectan un cercano y sólido futuro. Se ha comportado siempre como un apostador y no tolera a sus críticos.
Lo que viene es un verdadero reto para su sucesor: volver a ganarse la confianza de los antiguos aliados europeos y recuperar el respeto de los asiáticos no será tarea fácil. Con América Latina habrá que emprender una tarea de complicada comprensión de sus múltiples problemas. En el interior del país la cosa será aún más difícil por las divisiones que ha propiciado entre los republicanos que antes eran un bloque sólido y monolítico. Los demócratas ganaron la Casa Blanca pero no lograron la mayoría del Senado. Esto hará mucho más complicada la tarea de gobernar.
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Adenda: Como bartolinos y javerianos tuvimos el honor y el privilegio de ser discípulos del padre jesuita Alfonso Llano. Sus enseñanzas calaron profundamente en nuestra formación y siempre llevaremos un grato recuerdo y mucho agradecimiento.