El Nostradamus colombiano | El Nuevo Siglo
Jueves, 21 de Diciembre de 2023

No quisiera ser un tripulante del buque que con bombos y platillos despidió Petro en Cartagena. Buque que no es solo un “latón” (según él) sino que lleva mucha “ciencia y tecnología” adentro y que es hecho también en Cartagena y que obviamente se llama “ARC Simón Bolívar”.

Buque “insignia” del nuevo proceso de industrialización de Colombia (según él) … Abordo van científicos internacionales de Turquía y Ecuador…los cuales investigarán y traerán como resultado fórmulas para contrarrestar el cambio climático y la extinción de la especie humana en el planeta (según él).

Sin ningún fundamento científico, el Nostradamus colombiano anuncia la Armagedón y adelanta que los Océanos Pacífico y Mar Caribe crecerán diez metros. Hace una fatal predicción sobre el futuro de Tumaco, el Chocó y demás “ciudades costeras” y que se ubican en el noroeste del país en las regiones Andina y Pacífico a los 6°19′00″N 77°00′00″O / 6.3166666666667, -77 y ubicadas a solo 300 kilómetros de “una falla geológica” (según él) que generará un tsunami gigante que además lo agravará el hecho de que partirá desde diez metros más arriba (según él).

Además, visualiza la gran sequía en el extremo noreste de Colombia a los 11°33′N 72°21′O / 11.55, -72.35 en la región Caribe colombiana. Pero predice también el derretimiento de grandes bloques de hielo del continente antártico y que alcanzarán a cubrir la “próspera” costa noreste colombiana amenazando la continuidad de la especia humana.

Deseret Tavares, la famosa vidente, no le llega ni a los tobillos a Petro en sus visiones aterradoras sobre el futuro. Pero tal vez esa Armagedón que visualiza el Nostradamus colombiano sería paradójicamente la mejor de las suertes que podría tener algún día la costa noroeste de Colombia y ayudaría de paso a poner fin a décadas de miseria causada por la violencia por mera sustracción de materia. Una oportunidad única para un borrón y cuenta nueva. La verdadera paz total.

De esa forma sí se puede ir labrando una Colombia justa y en paz para las nuevas generaciones de venezolanos y africanos que ya brotan hasta de los asientos del aeropuerto Eldorado de Colombia.

La Armagedón sería entonces una oportunidad para construir sobre lo destruido. Ojalá se le cumplan las predicciones a esta nueva estrella de la adivinación y los océanos no se eleven diez sino treinta metros o más y podamos volver a empezar. Y ojalá, Colombia, sea vista como el nuevo “hub de las Américas” pero no del transporte aéreo sino de punto de distribución de inmigración ilegal llenando aeropuertos y aviones con “turistas” africanos que necesitan llegar a San Salvador, Nicaragua o San José de Costa Rica vía Colombia para poder hacer una entrada monumental a Estados Unidos por el mismísimo hueco.  Eso sí que sería consistente con el anhelado sueño atávico por la ancestralidad.  

La expedición inaugural del ARC Simón Bolívar es muy similar a la vuelta al mundo en 80 días de Julio Verne (guardadas las enormes proporciones) y Petro sin duda el Cantinflas y Nostradamus colombiano.

juanfelipereyes@hotmail.com