El fenómeno de las maras salvadoreñas | El Nuevo Siglo
Miércoles, 19 de Abril de 2023

Son pandillas criminales despiadadas cuyo culto se le debe al diablo, con quien hacen pacto y le dedican sus crímenes. Se originan en Centroamérica, específicamente en El Salvador, extendiéndose a Guatemala, Honduras, México y Estados Unidos, aunque en menor proporción han llegado a Canadá y Australia. Colombia y Venezuela también han sido tocadas, pero con poco éxito.

El nombre “mara” significa en lenguaje coloquial salvadoreño, banda o barra como se dice en Colombia. Son pandillas de jóvenes de los 12 años en adelante. Poseen unos rituales satánicos y de lealtad a sus jefes, son sometidos a pruebas de dolor y soportan palizas como rito de iniciación, en sus actividades siempre buscan el dinero, matan, violan, asaltan, extorsionan, venden droga y en fin toda actividad delictiva sin consideración. Marcan sus cuerpos con tatuajes con el símbolo de su mara y otros demoniacos para protección. La mayoría son hombres, aunque también hay mujeres que las utilizan para sus favores sexuales o como mensajeras y algunas fechorías, pero siempre bajo el dominio del hombre.

Una de las más famosas es la Mara Salvatrucha que nació en Los Ángeles, California, en 1980, con el fin de defender a los centroamericanos de la policía y las pandillas de negros estadounidenses y mexicanos. Esta mara toma el nombre salvatrucha en alusión al gentilicio popular de “salva” por salvadoreño y “trucha” como se dice coloquialmente estar alerta u “ojo avizor”. Es un gran fenómeno popular centroamericano que ha crecido significativamente y representa el mal, son utilizadas por los carteles de la droga y el crimen organizado, se extienden de manera progresiva y se calcula en cerca de 300 mil activos en varios países.

En El Salvador, cuna de este fenómeno, el presidente Nayib Bukele ha tenido el coraje de enfrentarlos con las fuerzas militares, logrando controlarlos, al punto de tener miles de ellos encarcelados y puestos a raya, dándoles el tratamiento que merecen por sus crímenes y actividades, dando un ejemplo al mundo que al delincuente se le debe tratar con autoridad y fuerza, de la misma manera como ellos lo han hecho con sus víctimas. Desde luego que, bajo el límite de preservación de su integridad humana, pues no los maltratan, aunque si los esposan de pies y manos, los enfilan y les rapan la cabeza, exhibiéndolos como ejemplo de vergüenza por sus crímenes.

Desde luego que el presidente Bukele en su autoridad constitucional y responsabilidad de preservar la vida y bienes de su pueblo, se la juega, ganándose la malquerencia de unos cuantos, pero la admiración de una gran mayoría, es el caso del 92% de favorabilidad que registra según encuesta de Gallup y un 70% que apoya su reelección en 2024, pero siendo tan joven con 41 años, tendrá que protegerse muy bien de toda esa delincuencia que se ha echado encima. El hecho es que se ha enfrentado al crimen sin miedo al fenómeno de las maras y menos a aquellos que piensan que está violando los derechos humanos, al poner autoridad y mano firme a esos criminales.

arangodiego@hotmail.com