En los últimos años parece haberse abierto con más fuerza un nuevo debate entre la derecha y la izquierda, como una división política, como ideologías que están detrás de candidatos, gobiernos y políticas sociales y económicas. Incluso se aboca muchas veces por preferir el centro, en el temor de identificarse con el radicalismo de ambas.
Por otra parte, al menos en Colombia, la necesidad de unirse en bloque para asegurar una presidencia que se anteponga a la ideología contraria, ha unido a varias tendencias o partidos que, en realidad como colectividades independientes, tienen características distintas.
El meollo está en no perder esa diferenciación que muchas veces las alianzas difuminan. Bien dice el español Roberto Dorado, que: diferenciación política y margen de negociación constituyen dos reglas de política práctica que deben ser manejadas con habilidad en los sistemas democráticos y que, como tal, la diferenciación no debe impedir la compatibilidad entre los partidos dentro del sistema constitucional; pero es claro que la diferenciación política es la manera de proteger el espacio político propio.
Los temas de la próxima Convención del Partido Conservador Colombiano como la protección del medio ambiente y el desarrollo sostenible, la justicia, la seguridad y la reactivación económica, en principio son asuntos de los que cualquier individuo quiere su avance, sin embargo, dar en el punto de dónde se plantea la diferencia y cómo se lleva a cabo, es la clave para quienes militan aquí u en otro Partido. Más aún si se reconoce a los partidos como el aforo adecuado para encauzar propósitos a fines.
Cómo llegar a esa diferenciación es la pregunta. En marketing se aduce que la diferenciación es “la cualidad de las marcas y productos que las distinguen positivamente de la competencia, bien sea por su imagen de marca o por sus atributos, reuniendo ventajas competitivas que posibilitan su posicionamiento” (md, marketing directo).
Un programa de gobierno, como un programa de Partido, es convincente por la claridad de sus posiciones, más es creíble cuando puede mostrar unos resultados.
La Convención del Partido Conservador tiene esa intención: trabajar con eficacia.
La eficacia azul lógicamente parte de un abierto debate pero, como lo es en el plano administrativo, dependerá de la convicción, de la insistencia, de arriesgarse a decir lo diferente o mejor a hacer aquello que de verdad debe hacerse o puede simplemente basarse en impulsar todo aquello que ha quedado pendiente por años.
Esa eficacia, como capacidad para mostrar unos resultados y para alcanzar un efecto, bajo unas acciones específicas, podría ser la variable determinante de la diferenciación azul. La Convención de este noviembre hará muchos llamados en este sentido. Producto convincente, eficacia en el hacer y posicionamiento continúo, claves de su diferenciación.
*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI