DIEGO ARANGO* | El Nuevo Siglo
Jueves, 12 de Diciembre de 2013

Estocada final a Petro

 

Herido  de muerte política quedó el exalcalde Gustavo Petro. Víctima de su torpeza e incapacidad, jugando con la ciudad, el medio ambiente, la sanidad básica y el desarrollo armónico. El procurador Alejandro Ordóñez destituyó a Petro y lo inhabilitó por 15 años para ocupar cargos públicos. Esto se venía venir, pues sus actuaciones fueron tan improvisadas y fuera de todo rigor administrativo que causaron un gravísimo detrimento patrimonial, generaron un tremendo caos ambiental y han sumido a la ciudad en el abandono.

El exalcalde de Nueva York Michel Bloomberg dijo una frase que la leí o escuché: que los alcaldes no se eligen para ideologizar la administración, que son para servir y administrar, recoger las basuras, arreglar las calles y andenes, embellecer la ciudad, brindar seguridad, fomentar la productividad y el empleo, mejorar la movilidad y resolver todos los asuntos infraestructurales. Eso es lo que hace un alcalde. Pero Petro se dedicó a dividir a Bogotá, a crear dos ciudades, la del sur y la del norte; la segregó entre los ricos y pobres. Petro tuvo la oportunidad de hacer una gran gestión, pues después del descalabro de Samuel Moreno ha podido desempeñarse con altura y ejecutividad, haciendo valer sus denuncias y mostrando que podía ser un buen gobernante. Si esto lo hubiera hecho sus sueños de llegar a la Presidencia probablemente se le hubieran podido dar, pero no, hizo todo lo contario, se dedicó a improvisar como lo hace el incapaz. Generó peleas que nada le aportaban a su gestión y mucho menos a la ciudad. Petro no pudo armar un buen gabinete ni con los suyos. En dos años tuvo 30 renuncias de altos funcionarios, desangró a la Empresa de Acueducto de Bogotá, produjo un pánico económico con pérdidas cuantiosas a las acciones de la Empresa de Energía Eléctrica. No cumplió con obras prometidas como los jardines infantiles, no se construyó un solo puente ni una vía durante su alcaldía. La reparación de la malla vial no se inició, el sistema integrado de transportes funciona a media llave, la vía Alo quedó estancada, el metro tampoco se ha hecho realidad y las casas regaladas por el Gobierno nacional no se han comenzado a construir porque él ha entorpecido estas obras.

Entonces, con todo este rosario de hechos fallidos, más un sinnúmero de otros aspectos que no alcanzo a mencionar, Petro es víctima de sus propias acciones. Nadie destituye un buen alcalde, y todo lo que él alegue es una defensa ideológica mamerta que no tiene validez. Lo que cuenta es lo que se ve y solo es observar a Bogotá y darse cuenta que no hay administrador, no hay doliente, solo la utilizan para echarle mano a la plata o para hacer política electoral. Bogotá no aguanta más, ya es hora de un cambio, de hacer algo por ella, de dedicarse a resolver sus múltiples problemas y convertirla en la ciudad anhelada, segura, limpia, ordenada, productiva y vivible. Todo esto es posible si aprendemos de estas caras lecciones. Ojalá no vengan más Samueles ni Petros, Bogotá merece mucho más.

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*Presidente Canal Teleamiga Internacional