DIEGO ARANGO | El Nuevo Siglo
Jueves, 3 de Octubre de 2013

COLOMBIANOS

Machos machotes

Cada día la violencia e intolerancia cobran una nueva víctima. La última fue un señor agredido por un joven hincha de Millonarios, que lo apuñaló con sevicia al defender a su hijo que portaba la camiseta de Santa Fe, en la localidad de Engativá. Este episodio es uno de los tantos que se registran a diario en Bogotá, como el hombre que asesinó al vecino por reclamarle el volumen de la música. El barrista de Millonarios que lo mataron igualmente por portar la camiseta del equipo y tantos más por riñas entre conductores o motociclistas, heridos y peleas recurrentes por estos casos.

Un informe de una ONG indica que la probabilidad de terminar muerto o herido tras una pelea en Colombia es altísima, pues los orígenes se dan en casa. El castigo a los menores con golpes y rejos es una enseñanza que queda para siempre y estimula a continuar en el colegio y con los vecinos la misma práctica de hacerse sentir a la fuerza. La violencia intrafamiliar es la primera causa generadora de muertes, esposos que terminan hiriendo y matando a sus mujeres, hijos lesionados por padres energúmenos y como consecuencia personas intolerantes que como machos puros machotes agreden a quien se le antoja o se cruce en su camino. Las calles suelen ser también escenario de agresividad. El riesgo es alto cuando se maneja vehículo. Un incidente sin importancia como una “cerrada” puede desencadenar pelea de grandes proporciones y aun de resultados fatales. Muchos individuos temperamentales reaccionan con la fuerza ante cuestiones que deben resolverse de manera civilizada. La ‘cruceta’ es una de las armas de algunos motoristas con la que resuelven sus diferencias. Esta inclinación al ataque es la causa de tantos muertos y heridos, de mayor incidencia los fines de semana. En esto entra a escena el alcohol que exacerba pasiones.      

Mientras esto sucede las autoridades conocedoras de los hechos es poco o nada lo que hacen ante la intimidación de bandas que se toman los parques bebiendo trago y fumando marihuana, o bien recorriendo las calles en pandillas agresivas que arremeten contra quienes los miran. Estos agresores son los delincuentes en potencia, pues comienzan siendo los terrores de los barrios y después se convierten en ladrones, asaltantes y sicarios. Gente que no posee valores, ni los conoce y mucho menos les interesa. Todo aquello es falta de educación, formación, autoridad y justicia aspectos escasos en la construcción de sociedad en nuestro país.

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