Ni Chávez ni Fidel
Comienza a asomarse otro ingrediente del proceso de paz, que tiene al Gobierno y a las Farc sentados en una mesa de diálogo en La Habana: la injerencia de Hugo Chávez y de Fidel Castro más allá del papel que formalmente les asignaron en las conversaciones previas que fijaron, en secreto, las reglas para la etapa siguiente, que resultó ser pública pero reservada.
A propósito del fallo con que la Corte Internacional de Justicia de La Haya nos maltrató al resolver el litigio que armó Nicaragua para quedarse con nuestras aguas del Mar Caribe, dice Enrique Santos Calderón en Semana: “la tensión con Nicaragua es un nubarrón que ha aparecido: es peligroso y puede afectar el proceso y tensionar de nuevo el entorno regional. Hay que evitar que prospere en la sociedad colombiana el chauvinismo beligerante. Una actitud belicosa con Nicaragua podría frenar el compromiso deChávez con el proceso e incluso a los cubanos”.
Enrique Santos es la persona clave en el desarrollo de este proceso, según la misma revista, pues “fue figura central en la fase de exploración que llevó al acuerdo de La Habana entre el Gobierno y esa guerrilla”.
Por su parte, Fidel es el dueño de la sede en donde se adelantan las conversaciones, las conoce en detalle desde el principio y dispone del tiempo suficiente para seguirlas paso a paso. Al fin y al cabo, como todos los patriarcas en su otoño, le sobran las horas para dedicarse a sus temas favoritos. Y este, el de las guerrillas colombianas, ha sido uno de los preferidos desde sus épocas de estudiante.
Sobre Hugo Chávez no es necesario abundar en detalles. Sus actuaciones, en cuanto a Colombia se refiere, son más que conocidas por la opinión nacional. Esta no es la primera vez que se involucra. Intervino a fondo en cuanta oportunidad se le presentó y nadie duda de la simpatía por los grupos afines a su socialismo del siglo XXI.
En ocasiones anteriores, la intervención de los dos personajes terminó mal, con protestas colombianas y enojos fuertes en La Habana y Caracas.
Por eso hay que ponerles la máxima atención a las frases de Enrique Santos, que ligan el proceso de paz y el despojo que estamos sufriendo en el Caribe. No hay duda sobre el sentido de sus palabras: Chávez y Castro reaccionarán si controvertimos fuertemente el fallo de la Corte de La Haya, que nos metió un mordisco marino gigantesco a favor de las presiones nicaragüenses.
O sea que, para decirlo en lenguaje puro y simple ya que en el diplomático nos va tan mal, si no aceptamos sumisamente el despojo tendremos líos con Cuba y más problemas con Chávez. ¿Debemos ceder ante Nicaragua para no disgustarlos? ¿Hay que aceptar el fallo sin protestar, para que no califiquen nuestra reacción como “desmesura patriotera”? ¿Si no admitimos el despojo se daña la paz?
Y eso que apenas estamos acabando de leer el fallo y comenzando el proceso de paz…