Después de las primarias | El Nuevo Siglo
Sábado, 9 de Junio de 2018

Mientras comienza el campeonato mundial de fútbol, en el cual tenemos grandes ilusiones de que el equipo que nos va a representar haga un papel digno, el tema de las conversaciones se concentran en el próximo 17, cuando quienes ganaron los que en primarias resultaron ganadores se miden entre sí, para determinar quién resulta triunfante y en consecuencia quien será el próximo presidente del país.

Ahora hay que tomar la decisión entre dos que son los de la contienda; ciudadanos escogidos en las primarias. El uno, exalcalde de Bogotá con precarios títulos como administrador de la cosa pública pues como encargado de manejar Bogotá con ocho millones de habitantes, nos dejó bastante desilusionados; claro que manejar a una ciudad que alberga la población digamos de un país como Panamá o como el Uruguay obviamente no es fácil, pero la ciudadanía en general tiene la capacidad de escoger sino el mejor, por lo menos a uno que considera que forma parte de esa élite de buenos ciudadanos que se ofrecen para dirigir la cosa pública; fue escogido claro con votos precarios, pero las normas legales y procedimentales así lo impusieron y se instaló en el llamado Palacio Liévano.  Fue un fiasco total; no pudo hacer más burradas porque el tiempo en el que estuvo al frente de los destinos de la ciudad no le alcanzó a pesar de que el Procurador de esa época, que hoy es uno de los electores del otro candidato, no lo dejó que estuviera el período completo.   Algo debió hacer bien para quienes depositaron su voto en las primarias; a los otros, los que nos dimos cuenta de sus horribles antecedentes, no logró convencernos. Afortunadamente había para las primarias, un ramillete de candidatos de óptima condición por cualquiera de los cuales se podía votar a ojo cerrado.

Pero como eso es clavo pasado, de lo que se trata ahora, antes del próximo 17, es decidir primero si se vota y segundo por quien o porqué se vota. En las primarias se pudo observar que las opciones eran, uno de los candidatos no inscrito pero sí presente a través de Duque fue Álvaro Uribe. El candidato Duque resultó triunfante era y sigue patrocinado por quien se ha erigido en el nuevo panorama político de la nación como el gran electo y el líder a quien lo siguen la mayoría. Parece que Duque tiene una muy buena imagen pero cuando el votante se acerca a él como figura política, no puede dejar de identificarlo con Uribe. Es decir que la decisión ante la cual se enfrente al ciudadano en materia de candidaturas es la de votar por Petro o por Uribe a través de Duque, su candidato triunfante. Pero ya se hizo por Uribe en dos ocasiones; una tercera vez se pone muy en duda. El presidente Santos que tuvo la osadía de gobernar según su propio criterio el valió una oposición sin tregua que duró ocho años. El voto en blanco no parece que sea una opción que deba desecharse.