El país prendió la energía plena para reactivar la economía mediante impulso con beneficio solidario de financiación e irrigación de partidas en plan definido y coordinado por el Gobierno Nacional, desde octubre de este año, hasta junio de 2021.
El propósito reúne además la iniciativa de destinar, mediante sistema bancario, la estrategia para elevar cuánto antes, generación de empleo en distintos frentes productivos, junto con servicios para aumentar porcentaje de cubrimiento para todos los sectores ciudadanos.
La oferta comienza desde la participación de recursos del Estado y su asignación, con interés comunal para despertar construcción de vivienda social, fomento de empleo en elaboración de manufacturas y, materiales para servicios básicos y desarrollo laboral en perímetros urbanos y periféricos del país.
Al margen de la importancia incluida con la apertura de hipotecas y ofertas crediticias de organismos particulares, la disposición anunciada por el presidente Duque tiene esfuerzos sorprendentes, porque imaginan borrón y cuenta nueva para fortalecer nóminas, en más del 80 por ciento del producido de la nación.
Como el dicho común: “ojalá de eso tan bueno, los platos de fina cocina en economía solidaria se mantengan hasta el próximo año, para ratificar verdadero vuelco, con viandas financieras ofrecidas para todos los colombianos”.
Es ideal reiterado por el primer mandatario, durante un paréntesis en sus habituales índices de seguimiento al Covid-19 y a la pandemia, durante la intervención vespertina por TV, ratificando dos propósitos para alcance y cumplimiento para despertar producción y empleo empresarial.
El primero es Decisión: sobresale por contenido y compromiso social, nada menos, porque destina al país, 3 billones de pesos, para la refinanciación y recuperación del millón de empleos perdidos en Bogotá, durante la pandemia.
También puede el ciudadano colombiano imaginar que, entonces, a junio del próximo año, se le podrá ver la cara de contentos a muchos trabajadores con bolsillos medio pesados, o cumpliendo obligaciones familiares.
Y el segundo foco de luz es el que genera exigencia al Gobierno, toda vez que su palabra llevará suficiente credibilidad y valorado reconocimiento, si sobrepasa más del 75 por ciento, entre la ciudadanía, según catedrático de economía en una universidad particular, que sigue las huellas, a las promesas comprometidas por Gobierno Nacional.
Las micro, pequeñas, medianas y grandes empresas, en el proyecto de orden comunitario, con al parecer suficiente credibilidad en financiación, crédito para producción, manufacturas, construcción de vivienda social, empleo y consumo en general; serán quienes esperan respuesta efectiva con la decisión divulgada y pregonada por el primer mandatario, ojalá sin caer en sueños impredecibles.
Si al llegar junio de 2021 el balance significará que la decisión cumplió la exigencia anhelada; contraria a lo sucedido en otros tiempos, registrados con más promesa que realidad o, fallas incumpliendo por brutalidad o, por corrupción.
En Colombia, todavía quedan valores humanos para ratificar que la oferta crediticia de Gobierno, se desarrolló en panorama limpio y sin argumentos inseguros. De todas maneras, entre 50 millones de habitantes, atentos a beneficiarse de decisiones estatales, se esperan los despiertos, para confirmar si las exigencias se cumplieron.