Es muy fácil juzgar a un Presidente de la República cuando se hace sin entender el contexto en el que el país se encuentra durante su mandato. En el 2018, Colombia se encontraba en plena crisis migratoria; el expresidente Santos ya había negociado y firmado el acuerdo de terminación del conflicto con las Farc en La Habana y había incertidumbre respecto a cómo se iban a ejecutar los pactos que el mismo contenía; no se sabía con qué fondos se iban a financiar los proyectos, tanto sociales como de inversión y lo que es más grave aún de donde se iba a sacar el dinero ; la guerra comercial con los EE.UU y China estaba empezando a afectar la economía nacional; había una serie de inversiones importantes de infraestructura, como algunas 4G, que se encontraban desfinanciadas; los cultivos de cocaína rondaban las doscientas veinte mil hectáreas, entre otras cosas. En pocas palabras, no era un contexto amigable para iniciar un gobierno “con el pie derecho”.
Si bien es cierto que los resultados de los gobernantes no se pueden excusar en las condiciones en las que recibe el país para su mandato, éstas tienen una gran influencia sobre cómo la luz pública ve su gestión.
Hoy hay muchas críticas al Presidente Iván Duque; algunos dicen que no tiene liderazgo, otros resaltan que no tiene un norte claro, y muchos señalan que no tiene mano dura. De todos ellos, nadie se sienta a pensar el ejercicio riguroso de la solución individual de cada uno de los problemas que ha venido manejando el gobierno del Presidente Duque. En los que si debe tomar decisiones a la mayor brevedad es en los temas de seguridad.
La ciudadanía no puede esperar resultados inmediatos de un gobierno que día a día lucha por levantar a un país que recibió en un contexto muy complicado. No por esto quiero decir que no haya nada que criticar; todo gobierno tiene sus aciertos y desaciertos. Sin embargo, la opinión debe estar siempre basada en una tarea responsable de investigación, en un ejercicio de análisis y no en conclusiones apresuradas, descontextualizadas y muchas veces pesimistas.
Yo veo a un Presidente que ha intentado modificar los acuerdos ya alcanzados, con un costo político muy alto, pero también veo a un mandatario comprometido con la paz y con los desmovilizados que aún respetan los compromisos del acuerdo de La Habana: a un Presidente que lucha contra unas disidencias que cuentan con su retaguardia en Venezuela -que, aunque son pocos, son los más peligrosos.
En materia de seguridad hay que tomar decisiones y sobre todo exigirle a los responsables de las entidades resultados.
Veo al Presidente Duque comprometido con el desarrollo y el crecimiento de la economía del país, con el emprendimiento y con la tecnología; que busca oportunidades que brinden nuevos horizontes a los colombianos y hacer que Colombia se convierta en un país pionero en América Latina.
Hay que pensar positivo, como ciudadanos, si bien tenemos el derecho de opinar y criticar cuando algo no está bien, también tenemos el deber de apoyar a nuestros líderes para que todos vayamos en una misma dirección.
No podemos olvidar que cuando a nuestro gobierno le va bien, al pueblo colombiano también.