Samuel Huntington, profesor de la Universidad de Harvard, ha desarrollado una teoría que es digna de estudio y consideración, en la cual sostiene que la unidad primaria para las relaciones internacionales dejó de ser el estado nación y que éstas deberán adelantarse en un estadio muchísimo más amplio: entre unidades mucho mayores conocidas como culturas o civilizaciones las cuales a su vez consisten en grupos de países.
Y para ello distingue tres civilizaciones que pueden ser las que entren en conflicto o entre las cuales deben realizarse las relaciones internacionales en el futuro. La primera es el producto del Renacimiento, la Reforma y la Ilustración que es la civilización occidental, la cultura euroamericana, la procreadora del moderno capitalismo y de la democracia.
La segunda es aquella que ha crecido alrededor del idioma chino y las costumbres y hábitos públicos como son el alegre respeto hacia el gobierno por parte de los gobernados, basado en el principio de Confucio que supone usar honestamente la autoridad para beneficio de aquellos que se gobierna; esto en la práctica no ha sido más que una utopía dados los ejemplos de brutalidad y despotismo que se han sufrido en la región de la China.
La tercera la define como el verdadero y real contenedor ideológico de la civilización occidental. Se trata del Islam que es una idea basada en una certeza trascendental. Esta es la palabra de Dios revelada a Mahoma hace 1.400 años y recogida íntegramente en el Corán. Las tres causas históricas de conflictos parecen estar incubándose en el Islam: ideología, raza e intereses.
Todo el norte de África desde Mauritania hasta Somalia, así como el Cercano Oriente desde Turquía, Siria, Jordania y Arabia hasta Pakistán y algunos otros países del Pacífico forman el mundo geográfico del Islam. Argelia, el país musulmán más grande del norte de África, podría caer en manos de los rebeldes fundamentalistas, lo cual alentaría a otros fundamentalistas, en otros países musulmanes, a intentar lo mismo. Todos los países no europeos con costas en el Mar Mediterráneo son de mayoría musulmana. En Europa Oriental, como subproducto de la invasión turca que llegó a las puertas de Viena, dejó unas minorías musulmanas que han sido maltratadas siempre.
Los grandes líderes de Occidente y el Islam tendrán que buscar más las coincidencias que son muchas, de las que los separa; a estas dos civilizaciones, si es que los planteamientos juiciosos del profesor Huntington con respecto al futuro de las relaciones internacionales es acertado. Estamos viendo y sintiendo la actitud del Islam que guarda notables diferencias con al resto del mundo particularmente el mundo producto del Renacimiento, la Reforma y la Ilustración. Las grandes controversias dejaron de ser entre países y se convirtieron en diferencias entre clanes de países y grupos de civilizaciones que tienen cosas en común pero que son aparentemente antagónicos con otros.