Todavía no hay ganador
Conocido el resultado de las elecciones presidenciales en Colombia, aún no sabemos si el país gano o perdió, pues no necesariamente el triunfo de Juan Manuel Santos garantiza la consecución de la paz, razón por la cual las mayorías concurrieron a las urnas a depositar su voto por él.
Por supuesto, el deseo de todos los colombianos es que se logre la paz, pues sería un gran error atreverse a afirmar que quienes votaron en contra de Santos lo hicieron a favor de la guerra.
Sin embargo, las apuestas electorales irresponsablemente se plantearon de esa forma, en una contienda donde paradójicamente se hablaba de paz en medio de la agresión personal a base de ofensas e insultos, como la antítesis de lo que se pregonaba.
Entre tanto, la diferencia parecía estar centrada en la forma de alcanzar la paz, en un juego de palabras que tarde o temprano conduciría a lo mismo, pues mientras Zuluaga dijo que lo haría "con responsabilidad"; tampoco puede concluirse que quienes votaron por Santos quisiesen lo contrario. En el fondo, la razón del voto terminó siendo a favor de Uribe o en contra de Uribe. Para no decirnos mentiras.
La paz es un clamor nacional, acerca del cual el Presidente en su alocución del domingo aseguro que "no será una paz con impunidad sino una paz justa y duradera", la cual se logrará gracias al valor y a la determinación de nuestras Fuerzas Armadas, para quienes “la paz será su victoria".
Asimismo, aclaró que no se trata solo del fin de la guerra, sino de "una oportunidad sin el peso del conflicto sobre nuestras cabezas...".
Ahora solo resta esperar el comportamiento de las Farc a estas alturas de la negociación, pudiendo suceder que se vuelvan más exigentes en sus pretensiones de lo que hasta hoy han sido, haciendo más complejo el proceso por cuenta del compromiso adquirido de parte del candidato-Presidente, al ofrecer la paz como producto de su triunfo y sabiendo que lo prometido es deuda. De ahí su llamado cuando dice:
“Este es uno de los momentos más importantes de nuestra historia, por eso invito a los 47 millones de colombianos a la unidad por la paz”.
Pero si la paz se logra con la guerrilla, también debe obtenerse en el escenario político, al cual se quiere llevar a participar a los alzados en armas. Pues de lo contrario estaríamos asistiendo nuevamente al recrudecimiento de la violencia partidista de hace 60 años, la cual dio origen a lo que hoy precisamente queremos cambiar.