Uno de los episodios más difíciles de mi vida fue que no podía distinguir entre la derecha y la izquierda, no me acordaba de las fechas (aun lo cumpleaños de los miembros de mi familia más cercana), me distraía hasta con una mosca; cuando mis profesores me pedían que leyera en clase tartamudeaba, me coloreaba, me trababa; me cuesta la ortografía, a los ocho años me mojaba en la cama, también me mareaba el los carros.
Esto y más, era la oportunidad para que mis compañeros se burlaran de mí: mi niñez fue una eterna pesadilla, aun hoy sufro mucho con esto. Lo curioso del tema es que hoy tengo una hoja de vida difícil de imitar: he sido docente hace más de cincuenta años, además de varios libros tengo un doctorado en derecho, estudié pedagogía en Inglaterra, fui directivo del Icfes (5 años), asesor para la educación de la AID (5 años), rector de la U. Católica de C. (5 años), rector del Gimnasio Cartagena (5 años), representé a Colombia en la ONU; fui decano fundador de la U. de la Sabana y docente (más de 5 años): fui honrado por el Congreso de la República como Educador del Año. Pero solo hace unos treinta años supe lo que es la dislexia y que más del 12 por ciento de las personas nacen con este privilegio: tenemos memoria fotográfica.
Esta tortura me sirvió para entender que la escolaridad debe responder a las habilidades y falencias de cada alumno (en consideración a que toda persona es única e irrepetible), que la escolaridad debe ser personal, personalizada y personalizanté: que cada alumno, siempre, debe ser preparado al máximo de sus virtualidades: ¿qué se puede? se puede. No tiene sentido descalificar o exigirle a un solo alumno más de lo que es capaz de lograr por naturaleza. Esto implica, además, que las políticas para la educación deben responde a los ¿qué?, ¿por qué?, y ¿para qué? según los intereses del país, realidades regionales y los intereses y habilidades de cada alumno. Después, y solo después, se debe definir los ¿cómo?, ¿cuándo? y ¿dónde? Pero, parece que estos últimos son la única preocupación de los responsables.
Hoy, el Gobierno le está pidiendo peras al olmo. Centrar la escolaridad en las leyes de la física, de la química, de la biología, siendo que para explicarlas es necesario empezar por hablar de la creatividad humana, de ideas, de fines, y claro, de la verdad y libertad.
Después de una visita oficial al colegio del que era rector, dejaron esta constancia: luego de nuestra visita oficial a su colegio, presentamos nuestras felicitaciones, a usted y a su equipo docente, por la manera como han podido implementar, en forma coherente y eficaz, la política de renovación del Ministerio, teniendo como objetivo la cualificación de “educación para la vida” … Queremos que sepa, usted y los profesores, que el Ministerio se siente complacido de la labor que están desarrollando, la cual coloca al Gimnasio Cartagena a la vanguardia de las innovaciones cualitativas de la educación colombiana. … en la esperanza que muchos colegios los imiten. … Graciela de Espinoza – Rosa de García, Inspectoras Nacionales De Educación