Ausentismo endémico | El Nuevo Siglo
Lunes, 22 de Agosto de 2022

De buenas intenciones están construidos todos los caminos que conducen al infierno. Tratar de sancionar a los ausentistas no es más que un saludo a la bandera. El ausentismo parlamentario es un mal endémico de nuestra maltrecha democracia. Esas sanciones cobijarían, incluso, el trabajo de las comisiones legislativas. Con seis ausencias sin excusa válida se perdería la investidura. También se buscaría rebajar los sueldos y se limitaría a tres períodos la posibilidad de reelección.

También se busca modificar los meses de trabajo en el Capitolio, reduciendo a un mes los tres que hay en la actualidad para el periodo de vacaciones. Otra iniciativa loable es castigar con la pérdida de investidura el llamado tráfico de influencias. No debemos guardar muchas esperanzas en estos cambios porque desde siempre el Congreso ha sido incapaz de reformarse. Pudiera ser que el presidente Gustavo Petro y su bancada lo logren.

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El fuerte del presidente Petro en su gobierno será el vasto conocimiento que tiene de los problemas nacionales. Sin embargo, no ocurre lo propio cuando del mundo exterior y sus relaciones se trata, eso a pesar de que en su ya lejana juventud se educó en Bélgica.

Por este motivo la noticia de nuestro diario de que convocará a la Comisión de Relaciones Exteriores es bienvenida. La globalización rampante en la que vivimos exige cada vez más una mayor presencia en los escenarios internacionales. La Comisión está integrada por los expresidentes vivos. Todos irían menos Andrés Pastrana, que está alejado del gobierno.

Sólo en dos recientes ocasiones fue convocada: para estudiar los problemas existentes con la posición nicaragüense sobre el archipiélago de San Andrés y cuando el mandatario ruso, Vladimir Putin invadió a Ucrania. Expertos como Álvaro Tirado Mejía opinan que la Comisión, por su pérdida de protagonismo, ha perdido también funciones y utilidad.  Agregó que la paz interna debe ser la prioridad número uno en estos momentos y no las relaciones exteriores, si bien persisten los problemas del narcotráfico y la masiva migración ilegal venezolana.

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La vida "retro" es la moda actual.  Y en el mejor estilo de esta modalidad nuestra capital se prepara para que los viejos tranvías regresen por lo que será el corredor verde de la carrera séptima, ampliado y modernizado. Esos tranvías remplazarán al Transmilenio. La próxima semana la alcaldesa Claudia López se entrevistará con el presidente Perro para tratar el tema.

Pero ya han surgido las críticas. Por ejemplo, al exalcalde Enrique Peñalosa le parece que el regreso de esos tranvías no mejorará la movilidad, pues su capacidad es muy limitada. Además, otros estiman que se dificultará en grado sumo el accionar de buses y automóviles. "Es como regresar a la época del ruido", opinó.

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A Gustavo Petro, a veces, se le van las luces.  No asistir al reconocimiento de los altos mandos militares es un desaire muy difícil de explicar y menos de justificar. Por mucha indigestión que diga haber padecido. Fue una monumental metida de pata, además de innecesaria. Si algo necesita Petro es la amistad militar.

Todo gobernante civil sabe que para evitar "ruido de sables" lo mejor es tratar con respeto y, como dicen las señoras, "paladiar" al estamento castrense. Mucho más Petro con sus antecedentes de guerrillero.  ¿En dónde están los consejeros y asesores que lo mantengan con los "ojos abiertos y los oídos despiertos"?

Adenda Uno. Vladimir Putin prometió a sus aliados "armas de última generación" para apertrecharlos en su defensa. Ojo con Nicaragua y con Venezuela.

Adenda Dos. Personas cercanas a Petro dicen que es bastante incumplido en sus citas. Tendrá que cambiar.