Amylkar D. Acosta M.* | El Nuevo Siglo
Martes, 14 de Julio de 2015

CALENTAMIENTO GLOBAL

Roma locuta

Colombia  ha padecido la recurrencia y la alternancia de dos fenómenos extremos, producto del cambio y la variabilidad climática: el fenómeno del Niño, con su prolongada sequía y el de la Niña, con sus lluvias torrenciales. Una de sus características es la mayor frecuencia con la que se presentan tales fenómenos y su mayor intensidad. Entre 1950 y 2007 los desastres asociados con las olas invernales se incrementaron 16.1% y aquellos asociados con la baja pluviosidad se multiplicaron 2.2 veces.

El Panel de expertos de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, creado en 1998, llegó a dos conclusiones: que existe una gran correlación entre las concentraciones de CO2 en la atmósfera y la temperatura global y la segunda, que la causa principal de las emisiones de GEI se debe a las actividades humanas. Se trata del “antropocentrismo despótico que se desentiende de las demás criaturas”, que delata el Papa Francisco en su Encíclica Laudato Si.

Actualmente las emisiones de GEI que se concentran en la atmósfera, causante del calentamiento global, crecen a un ritmo del 2.2% anual. De acuerdo con las cifras del IPCC las concentraciones de CO2 ha llegado “a niveles sin precedentes en al menos 800 mil años”(¡!). Y con la concentración de GEI ha aumentado la temperatura 0.85 grados en los últimos 100 años y, lo que es más grave, en los últimos 25 años la temperatura ha aumentado a una rata de 0.18 grados por década (¡!).

Y pensar que, como dice Rajendra Pachauri, presidente del Panel de expertos de las Naciones Unidas, “no hay Plan B porque no hay otro planeta” habitable por el ser humano, por lo menos por ahora. Lo dijo el Sumo Pontífice: “la humanidad está llamada a tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilos de vida, de producción y de consumo, para combatir el calentamiento  del sistema climático”.

Las consecuencias del calentamiento global están a la vista. Según el Ideam, los 6 glaciares que aún subsisten tienen sus días contados; para el 2030 habrán desaparecido, laSierra Nevada de Santa Marta, patrimonio de la Biosfera, muy pronto dejará de ser nevada. De hecho, recientemente un grupo de científicos descubrió aterrado una laguna que se había formado por el deshielo en el Parque Natural de los Nevados que cubre los departamentos de Tolima y Caldas, a 4.900 metros sobre el nivel del mar. Así de catastrófico es el panorama que se vislumbra, si no detenemos esta carrera alocada de depredación.

No pudo ser más oportuno el llamado del Santo Padre, hay que actuar y pronto, pues, como la acota el Sumo Pontífice, “en este tema los términos medios son sólo una pequeña demora en el derrumbe. Simplemente se trata de redefinir el progreso”. Como se solía decir antiguamente, en frase atribuida a San Agustín de Hipona, Roma locuta, causa finita: Roma ha hablado, ¡el caso está cerrado!

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*Exministro de Minas y Energía