ALFONSO ORDUZ DUARTE | El Nuevo Siglo
Sábado, 11 de Enero de 2014

¿Eldorado competitivo?

“Hagamos que esta terminal aérea sea expedita”

QUIENES hemos tenido que ver algo en forma directa con la concesión para la mejora del aeropuerto Eldorado, como es el caso de este columnista, estamos pendientes de su funcionamiento, ya sea como usuarios o simplemente como observadores atentos de las reacciones de quien ha hecho uso de las nuevas instalaciones que se han puesto al servicio del país.

En varias ocasiones he hecho uso de ellas en la terminal internacional en unos casos como usuario en algunos viajes y en otros como acompañante de familiares y amigos que llegan o salen. La verdad es que siempre el servicio ha sido bueno y el viajero se siente bien atendido en sus diligencias de viaje tanto por la Aeronáutica como por los despachos de las empresas de aviación. No se puede pasar por alto la calidad de la remodelación que se ha hecho. La ciudad está dotada de un edificio de buenas características que están a la altura de los buenos aeropuertos del mundo.

Sin embargo, el 5 de enero pasado bien puede clasificarse como una excepción a la buena atención, pues a lo mejor era un día fuera de lo común. Pero precisamente para eventualidades de ese tipo es para los cuales las instalaciones deben estar preparadas. Las colas de los viajeros que tenían que pedir la extensión del impuesto de salida no era menor a ciento cincuenta metros y por lo menos media hora de espera tuvo que esperar la persona a la cual estaba acompañado; superado este trámite otra cola de más o menos el mismo tiempo para acceder al mostrador o “counter” de la empresa encargada del transporte para entregar el equipaje porque la asignación del puesto ya estaba hecha por internet. La circunstancia particular en este caso es que el pasajero viajaba en clase ejecutiva, lo cual no fue obvio para evitar la espera. La conclusión es que en estas circunstancias, un viajero que vaya solo le queda muy difícil concluir los trámites en forma rápida y eficaz sin la ayuda de por lo menos un acompañante.

Mi condición de ingeniero me llevó a pensar lo que se hace, por ejemplo, en el diseño de los alcantarillados de aguas lluvias, para los cuales sus capacidades se calculan, se diseña y se construyen para la influencia de aguas mayor en los últimos treinta años. Bien pudiera pensarse que esta precaución pudiera estimarse excesiva que deja de serlo cuando se presentan precipitaciones de lluvias altas, como las que se presentan cada treinta años. Algo del estilo pude percibir el día mencionado, cuando la afluencia de pasajeros tal vez superó a lo que se tiene previsto para ofrecer un buen servicio a los viajeros.

El volumen de pasajeros en Eldorado nunca es superior al que se observa en Nueva York, Londres o Frankfurt en los cuales la atención no deja tanto que desear como fue el caso del 5 de enero. Hagamos de Eldorado, en cuya construcción se ha puesto tanto interés, una terminal expedita, de suerte que nuestro aeropuerto sea competitivo a nivel mundial o por lo menos a nivel latinoamericano. Ojala las autoridades hayan tomado nota de estas deficiencias que bien pueden corregirse para que el paso por Eldorado sea una grata experiencia para el viajero.