ALFONSO ORDUZ DUARTE | El Nuevo Siglo
Sábado, 23 de Marzo de 2013

Sociedad Colombiana de Ingenieros

 

“Cumple 126 años y una mujer llega a dirigirla”

Si  nuestra Constitución de 1886, de cuya vigencia nos sentimos orgullosos pues nos duró ciento cinco años, hasta 1991, igualmente debemos sentirnos plenos satisfechos porque instituciones de carácter privado hayan estado presente en la vida nacional desde la segunda mitad del siglo diez y nueve hasta nuestros días, ya adentrados con paso firma en el siglo veintiuno.

Existen dos organizaciones de carácter profesional que le han prestado grandes servicios a la Nación y por su puesto a los gremios que representan. Han dejado su huella en arte del siglo diez y nueve, el siglo veinte y lo que va del veintiuno. Una es la Academia de Medicina fundada 1862; son 151 años como faro orientador de esta noble profesión  que se ha distinguido no solamente en los asuntos propios de esta profesión, sino que sus miembros  han demostrado la manera de combinar sus aptitudes profesionales con las artes, la literatura, la política y otras disciplinas aparentemente no afines a  la medicina las cuales han desempeñado con lujo de idoneidad, dejando huella en la sociedad colombiana. Al señalar los nombres de quienes han honrado su profesión y otras disciplinas, se corre el riesgo de incurrir en omisiones imperdonables.

La otra organización que casi corre pareja con la Academia de Medicina es la Sociedad Colombiana de Ingenieros, como que fue fundada un año después, 1887,  cuando apenas había sido promulgada las Constitución que duró menos que ella; hoy sigue tan campante, actual y sintonizada con los tiempos modernos.  Como organización gremial le ha prestado señalados servicios a la nación, la cual desde 1904 por disposición legal, la señaló como órgano consultivo del gobierno nacional; sus miembros han participado en forma eficaz, leal, honorable y constructiva en la planeación, ejecución, dirección y control del desarrollo nacional no solamente en las grandes obras de infraestructura como vías de comunicación, carreteras y ferrocarriles, aeropuertos, puertos marítimos y fluviales, oleoductos, petróleos, hidroeléctricas, termoeléctricas, etc., sino también en el formidable desarrollo industrial que actualmente acusa.

La dirección y conducción de los intereses puestos a su cuidado han estado a cargo de distinguidísimos ingenieros colombianos. Ahora, luego de ciento veintiseis años de fructífera existencia  ha reconocido por primera vez, que una mujer puede continuar la tarea de sus predecesores cuya galería  es sencillamente impresionante por la calidad profesional y ciudadana de ellos. Han sido personas que se han distinguido en el panorama nacional no solamente por sus ejecutorias como ingenieros;  por sus realizaciones en campos tan diversos como la diplomacia, le economía, la política, etc., son impresionantes y digna de encomio sus vidas. En todas sus tareas han dejado su impronta de conocimientos.  El relevo estará a cargo de la distinguida ingeniera Diana Espinosa, egresada de la Escuela Colombiana de Ingeniería; de sus ejecutorias se esperan más y mejores realizaciones para la ingeniería nacional en beneficio del país.