A raíz de los atentados terroristas más sangrientos que sacudieron al mundo en la década pasada, todos los gobiernos del planeta fortalecieron sus servicios de Inteligencia. Colombia no fue la excepción y de allí que la Escuela de Investigación Criminal de la Policía, creada hace cien años, amplió y profundizó todas sus áreas de estudio y trabajó para preparar a los investigadores de la Policía que han capturado y abatido a los máximos cabecillas de la guerrilla, el narcotráfico y la delincuencia común.
Para el director de la Escuela, coronel Julio César Sánchez Molina, es claro que tras las acciones terroristas que causaron conmoción en el mundo por la vulnerabilidad que se evidenció, los gobiernos aumentaron los presupuestos de sus servicios de Inteligencia para poder dotarse de los mejores investigadores en un esfuerzo para evitar la repetición de los sucesos y anticiparse a hechos violentos.
De allí que todos los días sea necesario avanzar en el conocimiento y fortalecimiento de la investigación criminal, un campo que hoy llama mucho la atención de los uniformados. “Muchos de los 170 mil funcionarios con los que cuenta la Policía Nacional se presentan para ser agentes secretos, pero no todos superan las exigentes pruebas”, dice el alto oficial. El perfil requerido exige una combinación de conocimientos, aptitudes, habilidades, aspectos psicológicos y rasgos personales.
Según Sánchez Molina, un agente en todo momento debe ser una persona discreta, activa, sociable, decidida y emocionalmente estable, además de poseer una buena formación intelectual, acorde con el puesto que va a desempeñar. Tiene que contar, adicionalmente, con una exigente preparación en materia de legislación, normas, derechos humanos, derecho internacional humanitario y ordenamiento constitucional.
“El agente secreto debe contar con una capacidad de análisis y aptitud para obtener conclusiones objetivas y precisas que permitan avanzar en una investigación a partir de escasa información preliminar o dispersas”, expresó el director de la Escuela.
Preparación
El origen de la Escuela se remonta a la muerte del general Rafael Uribe Uribe, cuyo caso fue la primera necropsia de la historia clínica forense en Colombia.
Pero mucho tiempo ha pasado desde entonces y hoy la institución es reconocida como una de las más especializadas en América Latina y los golpes dados por los oficiales y suboficiales de la Policía son ejemplo en muchas partes del mundo.
Hoy la Escuela desarrolla dos pregrados en Derecho y Criminalística, así como forma tecnológicamente uniformados en dactiloscopia, balística, documentología, topografía forense, identificación de automotores, técnico en antiexplosivos, fotografía forense y Policía Judicial, entre otras especialidades.
Es más, la entidad es la única Escuela que ofrece una maestría en Investigación Criminal.
El pénsum académico cuenta con seis áreas del conocimiento: investigación judicial, criminalística, criminología, ciencias forenses, victimología y análisis de la información.
Y ahora también se profundiza en nuevos programas académicos en temas como delitos informáticos, económicos, ambientales, violencia de género, perfilación criminal y arte forense. “Es necesario estar un paso adelante del criminal, del terrorista, del narcotraficante y de la mutación que sufre cada día la delincuencia en su afán para burlar la acción de la justicia”, precisó el coronel.
Para ello se dotó a la institución de los más modernos y sofisticados sistemas de enseñanza y tecnología de punta.
“Hoy contamos con 15 mil investigadores debidamente preparados, que trabajan las 24 horas del día para enfrentar a la criminalidad en todas sus manifestaciones”, señaló el alto oficial.
“Todos estos programas de formación están debidamente registrados en el Ministerio de Educación Nacional y siete de ellos están acreditados en alta calidad educativa, de acuerdo con el Consejo Nacional de Acreditación. Estas exigencias permiten capacitar a nuestros hombres a nivel nacional e internacional”, sostuvo.
Y como si fuera poco se desarrollan otros 26 programas de educación no formal, que son diplomados y seminarios para ir fortaleciendo las competencias del saber hacer en los investigadores de la Policía Nacional.
Por lo mismo, un agente ya formado está en capacidad de realizar operaciones de encubiertas, seguimientos e infiltraciones para neutralizar una red criminal o lograr la captura de un objetivo de “alto valor”.
Reveló que en promedio la Escuela forma académicamente a unos 17 mil profesionales al año, entre nacionales y extranjeros.
En lo internacional
Según el coronel Sánchez desde 2008, cuando surgió la Ameripol, la Policía colombiana empezó a ser referenciada a nivel internacional por el resto de las policías de América Latina debido a su alto profesionalismo y porque se trata de una institución sui géneris en el mundo. “Es una Policía hecha a pulso, por la experiencia desarrollada combatiendo un sinnúmero de modalidades delictivas que infortunadamente se registran en el país”, explicó el oficial.
Y esa experiencia es clave dada la transnacionalización del delito y los nuevos escenarios enmarcados en los procesos de globalización que plantean nuevos desafíos en materia de seguridad y defensa, en especial frente a flagelos como el narcotráfico, la trata de personas, el tráfico de armas y los delitos informáticos, entre otras modalidades criminales que traspasan las fronteras.
“La Policía Nacional no solamente tiene el liderazgo en Ameripol, en la que convergen 27 países y 30 instituciones de Policía, sino que además Colombia es el único país suramericano que hace parte de la Europol”, sostiene el coronel.
Por lo mismo hoy Colombia asesora en temas como investigación criminal a países como México, Honduras, Guatemala, Panamá y República Dominicana; también se ha apoyado a Ecuador, Perú, Brasil y Argentina. “Fuimos los primeros en implementar el sistema penal oral acusatorio hace más de doce años y estas naciones hasta ahora están implementando este sistema”, explicó.