Los ocho cardinales designados por el papa Francisco para asesorarlo en la reforma de la Curia estudian medidas profundas y no meros retoques de la Constitución que regula el funcionamiento del gobierno central de la Iglesia, afirmó el jueves el portavoz del Vaticano.
"La orientación de los cardinales no es solo la de un aggiornamento [puesta al día] de la Constitución 'Pastor Bonus'", adoptada en 1998, precisó el padre Federico Lombardi en una rueda de prensa en el penúltimo día de las consultas a puertas cerradas de los ocho prelados de los cinco continentes.
Las labores del grupo se orientan "hacia una nueva Constitución, porque los cardinales no han venido para hacer retoques, cambios cosméticos", agregó Lombardi, adelantando que entre los temas discutidos figuran el de las atribuciones del secretario de Estado (equivalente a un primer ministro) y el papel de los laicos en la Iglesia católica.
La Curia suele ser blanco de críticas por su centralismo y su falta de transparencia.
El propio papa Francisco criticó el funcionamiento demasiado vaticano-centrista" de la Iglesia, en una entrevista publicada antes de recibir el martes por primera vez a sus ocho asesores.
El pontífice argentino, elegido en marzo en sustitución del renunciante Benedicto XVI, abogó en esa entrevista con el diario La Repubblica por una "Iglesia concebida como una organización no sólo vertical sino también horizontal".
Lombardi dijo en su conferencia de prensa que los ocho cardenales trabajan efectivamente en "un proyecto de Curia al servicio de la Iglesia Universal y de las Iglesias locales, respetando el principio de subsidiariedad". Ese principio supone que las instancias centrales de una organización solo se ocupan de los asuntos que los niveles inferiores no consiguen resolver.
La secretaría de Estado, percibida muchas veces como un Estado dentro del Estado, "deberá ser en el futuro una secretaría del papa" en el sentido pleno de la palabra, dijo Lombardi.