Pese a que hubo acreditación previa de periodistas para el cubrimiento de la firma del acuerdo de paz, ayer en el Teatro Colón, no se le permitió a ningún comunicador acercarse al sitio. Solo fotógrafos. Los periodistas se situaron en una sala adyacente al salón de conferencias de la Casa de Nariño. El otro lugar acondicionado fue la Plaza de Bolívar, en donde se instalaron pantallas gigantes, sin embargo allí apenas hubo una mínima cantidad de personas y no la gran cantidad que se esperaba.
Todos para el Congreso
Una vez firmado el acuerdo, el gabinete ministerial en pleno hizo presencia en el Congreso, encabezados por los titulares del Interior, Juan Fernando Cristo, y de Defensa, Luis Carlos Villegas. Este último dijo a esta Sección que una vez pase la temporada de lluvias irá con su hija Juliana hasta el Caguán, con la finalidad de recorrer los pasos de ella cuando estuvo secuestrada por la guerrilla de las Farc.
Se quedó esperando
Mientras todo se preparaba ayer para la firma por la paz en el Teatro Colón, la representante a la Cámara por el Centro Democrático, María Fernanda Cabal, esperaba pacientemente en la Comisión Primera para el desarrollo de una audiencia sobre unificación del tarjetón. Pero era la única legisladora presente, ni siquiera los invitados al debate pudieron llegar debido a las drásticas medidas de seguridad para entrar al centro de la ciudad.
Llamada inesperada
Pero mientras Cabal esperaba en la Comisión, tuvo tiempo para contar que inesperadamente recibió el miércoles una llamada de la Presidencia de la República en la que la invitaban al acto en el Teatro Colón. Ella contestó que por favor le expresaran al Jefe del Estado que ella iría pero vestida de conejo. No obstante, le dijo a quien la llamó que era una llamada equivocada porque ella hacía parte del Centro Democrático.
Memorial de agravios
Antes de terminar el acto de la firma, un grupo de jóvenes del Centro Democrático radicó un memorial de agravios en la Secretaría General del Senado. El texto fue el siguiente: “La Patria le recuerda, señor congresista, que al refrendar un acuerdo que atenta contra la estabilidad de la República y contra la ley expresa y vigente, incurre en el delito de prevaricato por acción, el cual prevé como sanción la inhabilidad absoluta y perpetua para ejercer cargos públicos. Refrendar el acuerdo en el Congreso de la República, encarna una traición a la democracia, institución que hoy le permite representar al pueblo; siendo así, hace nulo el poder que a usted le fue otorgado con el voto”.