¿El mundo aumentará presión contra la dictadura en Nicartagua? | El Nuevo Siglo
DANIEL ORTEGA y Rosario Murillo, cinco años más
Foto archivo AFP
Domingo, 7 de Noviembre de 2021
Redacción internacional con AFP

SIN sorpresas, incidentes ni entusiasmo transcurrieron las elecciones en Nicaragua que el presidente estadounidense ratificó fueron una ‘farsa’, ya que Daniel Ortega y su compañera Rosario Murillo las orquestaron meses atrás para asegurarse un nuevo mandato, impidiendo la participación de sus principales rivales.

Como lo ratificó anoche el presidente Biden, esta cita electoral sin competidores porque como se sabe fueron encarcelados o forzados al exilio, también recibieron la condena de la Unión Europea y decenas de países más, que instaron al tándem de poder a liberar a los opositores y restablecer las garantías electorales y ciudadanas.

Las urnas (13.459 en total) cerraron a las 6 de la tarde (hora local), tras 11 horas de votación, en una jornada reguardada por 30.000 militares y policías, con la oposición clamando un enorme abstencionismo y el oficialismo una gran participación.

Apenas cerradas la urnas, el presidente Biden sostuvo que las mismas fueron un ‘remedo’ de comicios mientras que, como era de esperarse, el mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro, quién también ha impuesto una dictadura, felicitó a su aliado Ortega ante su descontada victoria y reiteró que "Nicaragua tiene quien la defienda". 

"La elección que el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, orquestaron hoy, fue una elección de pantomima que no fue ni libre ni justa, y ciertamente no democrática", dijo Biden según una declaración de la Casa Blanca sobre "la farsa de las elecciones de Nicaragua".

El régimen de Ortega "amañó el resultado mucho antes del día de las elecciones" al encarcelar a 39 figuras de la oposición, incluidos siete aspirantes a candidatos presidenciales, y "bloquear partidos políticos", señaló el texto divulgado apenas cerraron los centros de votación.

Biden también atacó al líder nicaragüense por haber sofocado e "intimidado" a los medios independientes, así como al sector privado y la sociedad civil.

"Impopular desde hace mucho tiempo y ahora sin un mandato democrático, la familia Ortega y Murillo desde ahora gobierna Nicaragua como autócrata", dijo el presidente.

Biden demandó a Ortega "tomar medidas inmediatas para restaurar la democracia" y la liberación de "los encarcelados injustamente".



Estados Unidos "utilizará todas las herramientas diplomáticas y económicas a (...) disposición para apoyar al pueblo de Nicaragua y hacer responsables al gobierno de Ortega-Murillo y a quienes facilitan sus abusos", agregó el mandatario.

Washington y la Unión Europea ya impusieron sanciones a miembros de la familia Ortega y a sus aliados tras la ola de detenciones que precedió la elección del domingo.

Ortega, quien llegó al poder por las urnas en 2007 y el jueves cumplirá 76 años, asumirá así otros cinco años como presidente, a la cabeza del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN, izquierda), junto a la poderosa Rosario Murillo (70), su esposa, candidata a la vicepresidencia por segunda vez.

El exguerrillero sandinista, quien también gobernó el país en los años 1980 luego de que el FSLN derrocara en 1979 al dictador Anastasio Somoza, enfrentó a cinco candidatos derechistas, desconocidos y tachados de colaboradores del gobierno. Y, como era de esperarse fue el que logró la mayor votación.

El ganador no ha estado en duda, pero como la oposición llamó a no votar, anoche se desconocía el índice de participación de los 4,4 millones de electores llamados a elegir también a 90 diputados de un Congreso que, igual que todos los poderes del Estado, está bajo control del Ejecutivo.

Sin embargo, se da por descontado que, como el Consejo Nacional Electoral también fue cooptado por Ortega, manipule la real cifra de asistencia a las urnas.



"Terroristas y demonios"

Los comicios, considerados no democráticos por la comunidad internacional, se celebraron tres años y medio después de las protestas de 2018 que exigieron la renuncia de Ortega y cuya represión dejó al menos 328 muertos y más de 100.000 exiliados, sumiendo a este país centroamericano de 6,5 millones de habitantes en una profunda crisis política.

Ante la fuerza que tomaron sus detractores, pese a haber impulsado varias reformas, entre ellas la judicial tipificando nuevos delitos, Ortega emprendió en junio una ofensiva contra la oposición. De esta forma fueron ilegalizados tres partidos, siete aspirantes presidenciales y otros 32 activistas sociales, políticos, empresarios y periodistas fueron detenidos, sumándose a unos 120 opositores que aún están presos desde 2018.

Desoyendo las críticas de la comunidad internacional y las sanciones que por tal razón le impusieron tanto Estados Unidos como la Unión Europea, Ortega no sólo reforzó su régimen de terror, sino que cumplió su objetivo: celebrar las elecciones el 7 de noviembre.

Pero no ha parado aquí, ya que ayer tras votar junto a su esposa, arremetió contra los opositores y justificó las detenciones. "Estaban conspirando, no querían que se realizaran estas elecciones (...) Son demonios que no quieren la paz", aseveró, tras calificarlos de "terroristas".

"Este día (estamos) desafiando a los que promueven el terrorismo, financian la guerra, a los que sembraron el terror", dijo en un acto en la Casa de los Pueblos en Managua, donde también aseguró que sus opositores "son demonios que no quieren la paz, la tranquilidad para nuestro país y que optan por la violencia, la descalificación, las calumnias, las campañas para que Nicaragua se vea de nuevo envuelta en enfrentamientos violentos, en guerra".

"Le vendieron el alma al imperio hace rato, viven de rodillas pidiendo sanciones contra Nicaragua", agregó, al referirse a los opositores.

En base a leyes aprobadas a fines de 2020, los recientes detenidos están acusados de atentar contra la soberanía, promover sanciones internacionales, "traición a la patria" o "lavado de dinero", como es el caso de la aspirante opositora favorita, Cristiana Chamorro, hija de la expresidenta Violeta Barrios (1990-1997) y quien está en arresto domiciliario.

 "¡Nicaragua libre!"

El partido gobernante, el Frente Sandinista para la Liberación Nacional, se movilizó casa por casa para llamar a votar, mientras que el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) denunció que existió temor y un control social para intimidar a la gente a la hora de sufragar.

"Nadie de mi familia fue a votar. Esto fue una burla para los nicaragüenses", dijo a la AFP la dueña de una tienda de abarrotes, de 49 años, quien pidió ocultar su nombre "por temor".

Pablo de Jesús Rodríguez, de 26 años, quien se gana la vida como carpintero y albañil, votó el centro José de la Cruz Mena: "El presidente ha hecho buenas cosas por nuestro país", sostuvo.

Ortega es señalado por sus críticos de "nepotismo" y de instaurar una "dictadura". Él acusa a los opositores de "golpistas" apadrinados por Washington.

En Estados Unidos y Costa Rica, donde se refugian miles de exiliados, hubo protestas. Unos 1.000 nicaragüenses marcharon en San José agitando banderas de su país y cantando "¡Viva Nicaragua libre!".

"Estamos buscando que esa pareja diabólica (Ortega y Murillo) se vaya del país y vuelva la democracia", dijo Marcos Martínez, uno de los manifestantes.

¿Y ahora qué?

Los nicaragüenses esperan que ahora, tras oficializarse la dictadura Ortega-Murillo, la comunidad internacional aumente las presiones para forzar, en el mediano plazo, una transición hacia la democracia.

El presidente Biden, cuyo país al igual que la UE sancionó desde meses atrás al círculo íntimo de Ortega, firmará un arsenal de medidas bajo la ley Renacer, para estrechar el cerco al gobierno nicaraguense.

La situación en Nicaragua se debatirá esta semana en la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que podría suspender al país del bloque regional. Pero se sabe, por la experiencia con Venezuela, que no irá más allá. Vale recordar que en ningún caso se ha aplicado la Carta Democrática.

Analistas advierten que un aislamiento a Nicaragua empeorará la situación socioeconómica de los ciudadanos y disparará la migración. Así las cosas, se espera una pronta y efectiva reacción de la comunidad internacional contra el régimen ‘nica’ el que, sin duda, es peor del que rige en Venezuela.  En este último país, si bien los opositores fueron perseguidos y encarcelados, desde hace meses se ha generado un cambio fruto de la presión exterior y se inició un diálogo en aras de solucionar la grave crisis que enfrenta. El mismo está hoy suspendido por la extradición a Estados Unidos del colombiano Alex Saab, una ficha clave en el gobierno de Nicolás Maduro.