Por la ruta correcta | El Nuevo Siglo
Martes, 15 de Octubre de 2019
  • Se sobrepasaría meta de erradicación de cocales
  • Falta mucho, pero en 14 meses se corrigió rumbo

Uno de los más grandes retos para este 2019 al que solo le restan dos meses y medio era, precisamente, el de corregir la lucha contra el narcotráfico que durante el anterior gobierno experimentó uno de sus más graves retrocesos desde que al comienzo de este siglo se puso en marcha el Plan Colombia. Como se sabe, al cierre de 2017 el país llegó a casi 210 mil hectáreas de cultivos ilícitos, lo que significó que en apenas cinco años la extensión de los sembradíos ilegales se quintuplicó, ya que en 2013 se había logrado reducirlos a un poco más de 40 mil hectáreas. Igual ocurrió con el potencial de producción y exportación de cocaína, que en el último quinquenio también creció de forma sustancial, al punto de bordear las más de mil toneladas métricas. Paralelo a ello, el microtráfico -que mueve más de $6 billones al año- se convirtió en el principal problema de orden público, en tanto que hubo un grave reciclaje de la violencia común y organizada por cuenta de la lucha sin cuartel de bandas criminales, la guerrilla del Eln, las disidencias de las Farc y los carteles del narcotráfico por hacerse al dominio de los narcocultivos, los laboratorios de procesamiento de alcaloides, las rutas de tráfico y todo el universo delictivo asociado al negocio de la droga, especialmente en las zonas que dejaron libres las facciones de las Farc que sí se desarmaron y desmovilizaron. Y como si lo anterior fuera poco, el boom narcotraficante llevó también a un aumento alarmante en las tasas de consumo de drogas en el país, sobre todo entre los jóvenes y en los ámbitos escolares.

14 meses después de haber asumido el poder y arrancar una estrategia de corrección de la lucha antinarcóticos es evidente que el gobierno Duque ha logrado avances en varios frentes. En primer lugar, el refuerzo de los operativos de erradicación forzada ya desembocó, como lo indicaron los informes de Estados Unidos y la ONU meses atrás, en que por primera vez en los últimos años se detuvo el aumento de la extensión de los narcocultivos, con cierre a 2018. Para este año la meta de destrucción de cocales también viene dando buenos resultados al punto que de las 80 mil hectáreas proyectadas ya se ha logrado acabar con más de 65 mil, es decir que se está a menos de 15 mil de cumplir la tarea. Si se tiene en cuenta que se erradica un promedio de 231 hectáreas por día, se puede vislumbrar que a diciembre 31 se habrá sobrepasado la meta.

Obviamente el gran problema continúa siendo el alto porcentaje de resiembra, que según los estimados de la Policía Antinarcóticos está por encima del 35 y hasta el 40 por ciento. En este aspecto las esperanzas están puestas en la posibilidad de volver a retomar las aspersiones aéreas a los narcocultivos, sobre todo después que la Corte Constitucional abriera -a petición de la Casa de Nariño- la posibilidad de volver a utilizar el glifosato u otro herbicida, ello en la medida en que se cumpla con un detallado y exigente protocolo que garantice el menor daño posible a la salud humana y el entorno ambiental. Dicho protocolo está siendo confeccionado cuidadosamente por el Gobierno para presentárselo al Consejo Nacional de Estupefacientes. No es un proceso fácil, al punto que no se sabe si este año se dé vía libre a una herramienta antidroga de las más efectivas, sobre todo a la hora de combatir la resiembra de los cocales.

Si a todo lo anterior se le suma una ofensiva de las autoridades y la justicia contra las redes de microtráfico y los grandes carteles, los cambios normativos para prohibir el consumo de estupefacientes en parques y entornos escolares, así como el mantenimiento de los pactos con casi 100 mil familias campesinas para la erradicación voluntaria de los sembradíos ilícitos, se puede entender la razón de los buenos resultados antidroga de este gobierno. Claro que falta mucho camino por recorrer, pero los avances permiten concluir que se camina en la dirección correcta. La decisión de Estados Unidos de profundizar su colaboración con Colombia en la materia -la semana pasada comprometió más de 123 millones de dólares adicionales de ayuda- así como el apoyo internacional a Bogotá en sus denuncias sobre la complicidad de la dictadura venezolana con las facciones del Eln y las disidencias de las Farc que narcotrafican desde ese país, son prueba innegable de que la lucha antidroga corrigió definitivamente el rumbo lesivo que había tomado en la anterior administración. Lo importante ahora es perseverar para que lo logrado en estos 14 meses se multiplique positivamente en lo que resta de este cuatrienio gubernamental.