El reto de restaurar un antifonario del siglo XVIII | El Nuevo Siglo
Mide 65 centímetro de alto por 50 centímetro de largo, contiene 55 folios y sus hojas son de papiro de cuero de cordero.
Fotos: Cortesía Universidad del Rosario
Martes, 20 de Septiembre de 2022
Redacción Cultura

Restaurar e investigar un libro de coros litúrgicos del siglo XVIII, establecer su autoría y su procedencia, y activarlo para ser utilizado nuevamente, son los tres objetivos de un ambicioso proyecto de gestión documental de la Universidad del Rosario que cuenta con la asesoría del Archivo General de la Nación (AGN).

Este antifonario, libro de cantos religiosos, “Coral de himnos marianos de Santa Coleta” registra algún grado de deterioro, pero tiene un valor histórico incalculable.

Se trata del proyecto “La música como documento: traer a la vida un coro del siglo XVIII”, plan ganador de la convocatoria organizada por Iberarchivos en 2021 que busca rescatar, restaurar y divulgar documentos de gran valor histórico.

Cabe destacar que Iberarchivos es una iniciativa de cooperación e integración de los países iberoamericanos creada en 1998 para fomentar el acceso, organización, descripción, conservación y difusión del patrimonio documental de la región, de la cual forma parte el AGN de Colombia.

EL NUEVO SIGLO habló con la historiadora Marcela Camargo, quien, junto con un equipo de investigadores de la Universidad del Rosario, manifestó que el propósito de este minucioso trabajo es investigar, restaurar y poner a la disposición de la academia la historia del libro, y dar respuestas a interrogantes como ¿quién lo hizo?, ¿qué procedimientos se utilizaron?, ¿bajo qué técnica?, ¿de dónde provienen los materiales?, entre otros.

“El antifonario fue donado al archivo histórico de la Universidad del Rosario y fue conservado por muchos años hasta que llegó este momento de conocer su historia. Queremos investigarlo y restaurarlo; claro, se requiere un equipo de expertos, especialistas en el rescate de este tipo de documentos, personas que puedan limpiarlo con sumo cuidado, que lo arreglen, que mejoren su condición física. Es un libro que se produjo hace casi 300 años y ha sido manipulado, muy utilizado y muy útil en su época. Vemos que presenta algunas manchas de suciedad, algunas rupturas en sus páginas, las hojas están un poco deterioradas y la reconstrucción lleva su esfuerzo”, detalló Camargo.

El antifonario del siglo XVIII contiene cierta cantidad de versos o canciones que en la época se usaban para las celebraciones religiosas. Mide 65 centímetro de alto por 50 centímetro de largo, contiene 55 folios, sus hojas son de papiro de cuero de cordero y sus portadas de madera gruesa. Se encuentra cosido a mano con un hilo de algodón muy fuerte que sostiene su encuadernación.

De acuerdo con la historiadora, así se armaban los libros en esa época y en el caso de este ejemplar, los bordes se encuentran deteriorados y las hojas sueltas.

“Es un libro de coros del siglo XVIII del que no tenemos mucha información, salvo que data de finales del año 1700. Creemos que su autor fue un religioso franciscano de Ecuador que se llamaba Juan Bautista Aguirre, que nació en 1725 y murió en Tívoli, actualmente Italia, en 1786”, explica Marcela Camargo.

El libro brinda algunos indicios de su origen y autoría, pero la idea es confirmarlos con la investigación, pues tiene algunas marcas de propiedad ya borradas del texto.

El estudio, explica la experta, consta de tres fases. La primera es el proceso de limpieza del libro para evitar que se siga deteriorando, y su restauración: el libro está muy arrugado, se le han perdido letras y contenido.

La segunda fase es determinar su autoría, procedencia y uso en las iglesias de América. “Tenemos que establecer cómo era utilizado este libro en los rituales, en los conventos, en los oficios religiosos del siglo XVIII, si fue utilizado en Europa o solo en los monasterios americanos porque el autor pudo haber sido ese fraile ecuatoriano que también vivió en Italia; no sabemos cómo llegó el antifonario a América”, señala Camargo.

El libro tiene unas características muy particulares: es de gran formato, muy pesado, hecho de pergamino, con tapas de madera y una encuadernación especial, tiene muchas iluminaciones pintadas a mano, coloreadas y doradas, con láminas de oro.

La tercera etapa es la activación de este patrimonio histórico. “Tenemos que transcribir la música que está en el antifonario a una escritura musical actual para que pueda ser interpretada por un coro, es como traer nuevamente a la vida esta joya musical del siglo XVIII”, agrega la historiadora.

Esto, dice la experta, requiere del trabajo de especialistas en música antigua para reescribir las partituras; de ahí el gran valor histórico de los cantos religiosos escritos a mano, aunque según expertos del AGN también es posible hoy conseguir personas que conozcan cómo interpretar la música a partir del original.



Apoyo del AGN

Para la fase de investigación del proyecto, la Universidad del Rosario acudirá al acervo documental del AGN para establecer cómo fue el contexto religioso del siglo XVIII y algunas pistas de la música religiosa de ese momento.

“Vamos a recurrir a los documentos que hay en el AGN para entender un poco más el contexto del siglo XVIII; el contexto religioso y de la música de ese tiempo”, señala Camargo.

Por su parte, María Clara Quiroz, directora del Archivo Histórico de la Universidad del Rosario, señala que el proyecto “busca recuperar los valores físicos, estéticos y técnicos del antifonario para lograr el acercamiento de los ciudadanos, pues este tipo de documentos no es muy común en los archivos locales”.

Una vez se surtan las tres etapas que contempla el proyecto, el libro será expuesto al público y hasta se contempla realizar un concierto de música sacra en el auditorio del claustro universitario.

“Nuestra intención es restaurarlo para que se pueda usar. Lo vamos a dejar lo más parecido posible a como era originalmente. Pero en todo ese proceso queremos conocer su historia: Cómo se utilizaba, cómo eran los rituales religiosos de la época, cómo lo fabricaron, qué técnica se usó, qué tintas utilizaron (…) Sabemos que, por su estado, fue muy leído, muy manoseado, muy utilizado por muchos años. Es un libro que no se puede dejar como nuevo, es imposible, tampoco lo queremos dejar como nuevo, porque es un manual antiguo de historia que mucha gente leyó, no queremos borrar su pasado; su uso hace parte de su historia, y eso es lo que vamos a rescatar”, señaló.

Detener el deterioro, que no se vuelva a romper y que sirva para las investigaciones futuras… así quedará el ejemplar que por años estuvo resguardado y cuidado por la Universidad del Rosario y que ahora develará la forma como se practicaban las celebraciones religiosas hace tres siglos en los conventos, monasterios y otras instituciones.

Se sabe que también fue utilizado por las capillas donde se cantaban los versos en plena misa, es decir, eran vocalizados en medio de la celebración religiosa. En sus pergaminos se pueden apreciar las notas de los cantos, incluso las de una santa llamada Coleta Boylet de Corbie, del año 1447, quien fue una religiosa clarisa francesa, reformadora de la orden de Santa Clara, que restablecía el rigor de la regla primitiva.

“El libro tiene letras muy grandes para que la gente las pudiera ver porque a su alrededor se hacía mucha gente para cantar sus notas y había una persona encargada de pasar las hojas. Detrás de este ejemplar hay mucha historia por conocer, muchas experiencias de ese siglo que es importante rescatar”, resaltó la investigadora.