Retomar proceso de paz con Eln: del dicho al hecho… | El Nuevo Siglo
EL ALTO Comisionado de Paz, Danilo Rueda, y alias ‘Antonio García’, máximo comandante del Eln.
Comisión Intereclesial de Justicia y Paz   
Sábado, 6 de Agosto de 2022
Redacción Política

El proceso de paz que el gobierno Petro quiere viabilizar con la guerrilla del Eln es sui generis. En primer lugar, porque a diferencia de anteriores diálogos, este no arrancaría de cero sino que retomaría la agenda que se venía desarrollando con la administración Santos hasta agosto de 2018.

Como se recuerda, esas conversaciones quedaron en suspenso tras la llegada del gobierno de Iván Duque, quien inicialmente las congeló mientras evaluaba su alcance y las rompió definitivamente seis meses después debido al atentado perpetrado en enero de 2019 contra la Escuela de Cadetes de la Policía en Bogotá, en donde más de 20 personas fueron asesinadas.

Ya está claro que hay voluntad de ambas partes para reiniciar el proceso de paz. Tanto el nuevo alto comisionado de Paz, Danilo Rueda, como el máximo comandante del grupo guerrillero, alias 'Antonio García', ya confirmaron que están dispuestos a retomar las conversaciones, aunque todavía no hay nada definido en torno a si se hará a partir de cómo estaba la mesa de negociación en agosto 2018 o si primero se sentarán a analizar unas nuevas bases para proceder instalar formalmente las negociaciones.

Como lo indicó un artículo de esta semana en EL NUEVO SIGLO, en esa fecha el proceso se encontraba a punto de entrar en el sexto ciclo y el tema central que se estaba discutiendo era un posible acuerdo en torno a las bases del cese el fuego. Se analizaba de manera puntual cuáles podrían ser las herramientas de verificación de una eventual tregua y los compromisos que debían asumir cada una de las partes al respecto.

Otro de los asuntos que se había avanzado hasta ya ese quinto ciclo era el referido a la implementación de una participación más activa de la sociedad civil en el proceso, partiendo de los diálogos regionales que ya se habían realizado y cuyas conclusiones debían servir de insumo para la respectiva mesa de negociación.

Nueva metodología

Otra de las novedades que tendría este eventual proceso de paz que el gobierno Petro quiere arrancar se refiere a un cambio en la metodología de negociación. Según lo dijo el canciller Álvaro Leyva Durán, hace una par de semanas, se analiza la posibilidad de que los temas que se vayan acordando en la mesa se puedan aplicar de inmediato.

Hay muchas interpretaciones en torno a lo que esto podría significar en la mecánica de negociación. Sin embargo, los expertos consideran que la instrucción iría en la dirección de implementar en tiempo real aquellas decisiones, no tanto del fondo de la negociación política o cambios en el Estado, sino en cuanto a la activación de las medidas para desescalar el conflicto, especialmente las relacionadas con el freno de secuestros,  ataques a la población civil, atentados contra la infraestructura petrolera y otras acciones en las que comúnmente incurre el Eln.

También se encuentra avanzado lo referido a cuáles podrían ser las instancias de mediación e intermediación en este proceso. De un lado, el propio presidente Gustavo Petro ya anunció que se le pedirá a Cuba que continúe siendo la sede de las negociaciones. De igual manera, se tiene muy claro que los países amigos y garantes de este proceso de paz en la administración Santos, con Noruega a la cabeza, continúen cumpliendo ese rol.

De igual manera, como se indicó en otro análisis publicado esta semana por este Diario, se da como un hecho que el Eln seguirá insistiendo en su propuesta de hace muchos años para que el diálogo no sea estrictamente entre el Gobierno y la guerrilla, sino que desemboque en un escenario de “convención nacional”, en el que todos los sectores del país tengan la posibilidad de participar y que de allí salga una propuesta de cambio que eventualmente pueda servir de base a una reforma constitucional o una Constituyente de amplio espectro.


Le puede interesar: Expertos de la ONU piden protección para activistas en Colombia


Escenario distinto

Pero así como hay avanzados algunos aspectos de voluntad y de metodología en este proceso de paz, es evidente que hay un escenario muy distinto al que se registraba en el gobierno Santos.

Por ejemplo, no se puede desconocer que la cúpula de ese grupo guerrillero ha variado, empezando porque ya no se encuentra al frente su máximo comandante de las últimas décadas, Nicolás Rodríguez, alias ' Gabino'. Ahora el llamado 'Comando central' tiene como máximo jefe a 'García'. Este último siempre ha sido reconocido por quienes conocen de cerca está organización subversiva como un mando de corte radical en cuanto a lo que se debe exigir en la mesa, no solo para avanzar en un proceso de paz sino para proceder a disminuir la intensidad de las acciones del conflicto armado.

De igual manera hace cuatro años, cuando se produjo el cambio de gobierno entre Santos y Duque, la presencia del Eln en Venezuela no era tan marcada y pública como hoy en día. Aunque ya en ese entonces las relaciones entre Bogotá y Caracas se encontraban muy deterioradas, es evidente que durante los cuatro años de Duque la situación se hizo más crítica, no solo porque el saliente mandatario colombiano se volvió la punta de lanza latinoamericana para tratar de acabar con la dictadura chavista, sino porque la complicidad entre el régimen de Nicolás Maduro y el Eln es ahora más notoria.

A ello debe sumarse que aumentó de manera significativa la cantidad de guerrilleros de esa facción armada que traspasaron la frontera y ahora se encuentran instalados en el vecino país. Algunos estudios señalan, incluso, que habría por lo menos dos mil hombres-arma del Eln en territorio venezolano, en tanto que la cúpula se encuentra escondida allí y en Cuba.

Tampoco estaba en el escenario de 2018 la fuerte división de las Farc en dos facciones residuales armadas,  como las reincidencias, al mando de alias ' Iván Márquez', y las reincidencias.

Estas facciones se han enfrentado fuertemente en los últimos dos años en el vecino país, dando como resultado la muerte de varios de los cabecillas de ambos bandos. Como se sabe, el Eln se ha puesto de parte de 'Márquez' y compañía, en un conflicto que ha causado decenas de asesinatos en la región de frontera, especialmente en Arauca y Norte de Santander.

Tampoco se sabe si Venezuela va a tener algún tipo de rol en este nuevo proceso de paz con el Eln, más aún a sabiendas de que a partir de hoy el gobierno Petro restablecerá las relaciones políticas, diplomáticas y comerciales con el régimen de Maduro. No hay que olvidar que, en la administración Santos, Caracas fue la sede de la etapa inicial de las conversaciones, que luego se trasladaron a Quito y finalmente terminaron en La Habana.

De igual manera, está por establecerse si será necesaria una reforma a la ley 418, que es la base de todo proceso de paz en Colombia. Esto luego de las modificaciones que se le hicieron a esa norma durante el gobierno de Duque, entre las cuales se encuentra que no hay conexidad entre el delito político con los de narcotráfico y secuestro, conductas en las que claramente incurre a diario el Eln.

Si bien es cierto que durante el proceso entre Santos y las Farc los elenos siempre insistieron en que respetaban esa negociación pero que no los incluía ni representaba, hoy existe todo un sistema jurídico para la desmovilización, judicialización con cero cárcel y acceso al ejercicio político automático que bien podría aplicarse en caso de que este proceso llegue a una instancia definitiva.

Otra circunstancia sobre la cual todavía no se tiene la suficiente claridad se refiere a cuál es el estado de la opinión pública al respecto de un nuevo proceso de paz. Es claro que la votación en la segunda vuelta presidencial demostró que hay un país dividido y polarizado.

Como se ve, la eventualidad de un proceso de paz entre el gobierno Petro y el Eln es sui generis. Por un lado, tiene un tramo avanzado que claramente resulta importante, pero hay un escenario nuevo respecto a lo que ocurría en agosto 2018, con elementos complejos que inciden directamente sobre la viabilidad de un nuevo lapso de conversaciones. Habrá que esperar cómo se desarrollan los acontecimientos para poder vislumbrar si este nuevo intento de una salida negociada con un grupo armado ilegal tendrá futuro.