De drones y helicópteros | El Nuevo Siglo
Martes, 2 de Julio de 2019

“El país se nos está deshaciendo en las manos”

Dos noticias me llamaron la atención en nuestro tema de hoy: Irán derribó un “dron” RQ-4 Global Hawk, capaz de volar hasta 32 horas con un alcance de 22.780 kms (la distancia de Bogotá a Melbourne es de 14.700 kms.), a 18.000 metros de altitud. Es un avión militar no tripulado (como los famosos Predator). La otra, que Rusia probó un dron kamikaze Kalashnikov  que explota al estrellarse y que en realidad es un mísil teleguiado.

Los drones son armas de la guerra moderna y no deben confundirse con los juguetes que llevan el mismo nombre que venden en las tiendas. Drones verdaderos cuestan desde USD tres millones hasta más de USD cien millones.

En esta columna he dicho decenas de veces que los drones son la herramienta perfecta para vigilar los oleoductos. Desde que se inauguró el oleoducto Caño Limón-Coveñas en 1985 hasta enero de 2019, ha sufrido más de 1.500 atentados, la mayoría por cuenta de los cobardones del Eln que ahora disfrutan de las playas cubanas, pero también de los honorables senadores y representantes de las Farc, ocasionando derrames de más de 3.7 millones de barriles con la consiguiente contaminación de ríos y quebradas. En el primer trimestre de 2019 ese oleoducto sufrió 23 ataques. Y no estoy contando los ocasionados al tubo TransAndino.

Sé que Ecopetrol ha contribuido con una suma del orden de USD 5 millones a las pruebas de fabricación por la Fac del “Art Quimbaya”, un dron que pesa 80 kg, puede mantenerse en vuelo durante 10 horas y recorrer entre 100 y 130 km. Es una muestra de buena voluntad. Pero creo que si se invirtieran USD 50 millones o algo así en drones nacionales o importados ojalá armados (aunque me crucifiquen las izquierdas) para vigilar los oleoductos, el país haría un gran negocio.

La FAC está haciendo un esfuerzo para producir en Colombia drones como el “Atlante Plus” (un proyecto conjunto con Airbus), que pesa más de 500 kg. con una autonomía de vuelo de 12 a 15 horas. También ha importado algunos de Israel (Hermes 450 y Hermes 900) y de los Estados Unidos (ScanEagle de la Boeing), pero sólo para misiones pequeñas o de escala menor.

Ahora hay que pensar en una flota no solamente para vigilar los oleoductos sino para detectar la minería ilegal, el contrabando de cocaína por los mares, la devastadora deforestación de las selvas y las inmensas plantaciones de coca que las agencias de noticias pueden ver pero nosotros no.

¿Y los helicópteros? Porque nada se saca con detectar a unos terroristas poniendo bombas en los oleoductos si no se puede evitar o al menos sancionar el hecho. Y eso no se logra enviando una patrulla en jeep desde 100 o 200 kms de distancia. Si los drones no están armados (los Hermes aunque no viajan distancias muy grandes ni pueden estar mucho tiempo en el aire, pueden ser equipados con misiles), hay que usar helicópteros que sí tenemos y pueden llegar a los sitios.

Espero que los responsables se tomen unos minutos para meditar si tengo razón, porque el país se nos está deshaciendo en las manos.

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Coda: Este domingo EL NUEVO SIGLO publicó un completo reportaje sobre el problema de la droga en Colombia, incluso los últimos informes de EUA y la ONU. El Tiempo publicó el mismo día un artículo del exministro de defensa de Santos donde dice que la disminución que aquellos informes señalan se debe a la estrategia anticultivos ilícitos de ese gobierno. Parece un chiste pero es una ridiculez.