Querida Amazonía | El Nuevo Siglo
Foto AFP
Domingo, 16 de Febrero de 2020
Hernán Olano

Papa invita a la “Profecía de la contemplación” y a escuchar a los pueblos originarios. Va más allá de cuestiones puntuales como ordenación de casados y diaconado femenino

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Aunque fechada el 2 de febrero, día de La Presentación, el papa Francisco dio a conocer el 12 de febrero la Exhortación Apostólica “Querida Amazonía”, escrita en castellano y luego traducida a diferentes idiomas.

En 111 puntos, el Pontífice señala la preocupación de la Iglesia por los problemas de esta área, lo cual le obliga a discutir, una serie de otros asuntos importantes que pueden ayudar a otras áreas de nuestro mundo a enfrentar sus propios desafíos, ya que se busca ayudar a despertar  el afecto y preocupación por una tierra que debe ser valorada y respetada como un misterio sagrado, ya que la región amazónica es un conjunto multinacional e interconectado, un gran bioma compartido por nueve países: Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam, Venezuela y el territorio de la Guayana Francesa.

Francisco quiso recoger en este documento las 120 propuestas que aparecen en el “Documento Final” del Sínodo de la Amazonía, celebrado en Roma en octubre de 2019, cuando se reunió para encontrar, junto con los padres sinodales y las 35 mujeres asistentes, los nuevos caminos para la Iglesia y la ecología integral.

Igualmente, la Exhortación está centrada en la evangelización y aborda la protección de los indígenas y de la naturaleza porque forman parte del mensaje cristianos, sobre todo en situaciones de abusos y peligro de los incendiarios a sueldo de intereses económicos, porque, lo que quiere el papa es poner fin al abuso de los indígenas y al saqueo y destrucción sistemáticas de Amazonia, «pulmón del planeta» a manos de industrias extractivas legales e ilegales, empresas de biocombustibles, ganadería extensiva.

Se basa igualmente el documento en las cuatro “conversiones” mencionadas en el documento final del Sínodo: pastoral, cultural, ecológica y sinodal.

En cuanto a los temas “espinosos”, por así decirlo, Francisco dice que laicos podrán administrar sacramentos, pero no oficiar misa “no se construye una comunidad cristiana que no crezca ni dependa de la celebración de la Santísima Eucaristía” señala, lo cual despeja la duda acerca de la ordenación sacerdotal de hombres casados para la región amazónica.

Igualmente, para el Obispo de Roma, es importante precisar el alcance del documento en relación con otro aspecto crucial, que tiene que ver con el papel de la mujer en la Iglesia, ya que no autoriza la ordenación de diaconisas o sacerdotisas, pues a su criterio: "Tal reduccionismo nos llevaría a creer que a las mujeres se les otorgaría un mayor estatus y participación en la Iglesia solo si fueran admitidas en las Ordenes Sagradas”, pues en realidad, habla de nuevos espacios para las mujeres, aprobados por los obispos, pero sin “clericalizaciones”, ya que el trabajo femenino, sin necesidad de tener un “rango” eclesial, permitiría a las mujeres tener un impacto real y efectivo en la organización, las decisiones más importantes y la dirección de las comunidades, mientras continúan haciéndolo de una manera que refleje su feminidad.

En todo caso, Francisco con “Querida Amazonía”, desea “expresar las resonancias” que dejó el Sínodo, invitándonos a leer “íntegramente” el documento, esperando que toda la Iglesia se deje “enriquecer e interpelar” por él y que la Iglesia de la Amazonia se comprometa “en su aplicación”, lo cual deja un claro compromiso a nuestra Conferencia Episcopal Colombiana. Así, invita a la “Profecía de la contemplación” y a escuchar a los pueblos originarios, siguiendo sus hábitos ecológicos y, constata el Papa, que el Concilio Vaticano II había pedido un esfuerzo de “inculturación de la liturgia en los pueblos indígenas”.

Para el Prelado argentino, existen cuatro grandes sueños que la Amazonia le inspira:

Sueño con una Amazonia que luche por los derechos de los más pobres, de los pueblos originarios, de los últimos, donde su voz sea escuchada y su dignidad sea promovida.

Sueño con una Amazonia que preserve esa riqueza cultural que la destaca, donde brilla de modos tan diversos la belleza humana.

Sueño con una Amazonia que custodie celosamente la abrumadora hermosura natural que la engalana, la vida desbordante que llena sus ríos y sus selvas.

Sueño con comunidades cristianas capaces de entregarse y de encarnarse en la Amazonia, hasta el punto de regalar a la Iglesia nuevos rostros con rasgos amazónicos”.

A los emprendimientos, nacionales o internacionales, que dañan la Amazonia y no respetan el derecho de los pueblos originarios al territorio y a su demarcación, a la autodeterminación y al consentimiento previo, hay que ponerles los nombres que les corresponde: injusticia y crimen".

La inculturación eleva y plenifica. Ciertamente hay que valorar esa mística indígena de la interconexión e interdependencia de todo lo creado, mística de gratuidad que ama la vida como don, mística de admiración sagrada ante la naturaleza que nos desborda con tanta vida

No nos apresuremos en calificar de superstición o de paganismo algunas expresiones religiosas que surgen espontáneamente de la vida de los pueblos. Más bien hay que saber reconocer el trigo que crece entre la cizaña, porque 'en la piedad popular puede percibirse el modo en que la fe recibida se encarnó en una cultura y se sigue transmitiendo'.

A estas reflexiones, se suman alusiones literarias y citas de los premios Nobel de literatura, latinoamericanos: Pablo Neruda, cuando habla de “Amazonas”, en su Canto General y Mario Vargas Llosa, en el Prólogo de El Hablador, cuando dice: “esos primitivos habladores que recorrían los bosques llevando historias de aldea en aldea, manteniendo viva a una comunidad a la que sin el cordón umbilical de esas historias, la distancia y la incomunicación hubieran fragmentado y disuelto”.

Incluye también referencias de Ana Varela Tafur, con su “Timareo”; de Jorge Vega Márquez, con su “Amazonia solitaria”; de Alberto C. Araújo, en “Imaginario amazónico”; Juan Carlos Galeano, con «Paisajes» y “Los que creyeron” (Editado por la Universidad Externado de Colombia); Javier Yglesias, con “Llamado”; Pedro Casaldáliga, con “Carta de navegar (Por el Tocantins amazónico)”, entre otros estudios etnográficos y citas doctrinales y de sus antecesores, sin desestimar el texto de Vittorio Messori y Joseph Ratzinger, Informe sobre la fe.

Amazonas
capital de las sílabas del agua,
padre patriarca, eres
la eternidad secreta
de las fecundaciones,
te caen ríos como aves…”
(Pablo Neruda).