La serie Atlas de la biodiversidad de Colombia, publicación digital para conocer, valorar y proteger la flora y fauna nacional, fue lanzada por el Instituto Humboldt. La primera edición está dedicada a una de las especies más antiguas del planeta, alimento de dinosaurios y en vía de extinción: las zamias.
El género Zamia tiene 79 especies descritas hasta el momento, de las cuales 23 están reportadas para Colombia; ocho están en categoría de amenaza Peligro Crítico, ocho en amenazada y cuatro en vulnerable.
Colombia es el país con la mayor riqueza de zamias en el planeta, cuyo declive se le atribuye, primordialmente, a la deforestación que destruye y degrada su hábitat, y a la extracción ilegal con fines comerciales.
Las zamias son importantes por hacer parte de un grupo actual de plantas primitivas terrestres que vivieron entre dinosaurios y les sirvieron de alimento. También, porque aves y murciélagos las visitan para absorber múltiples semillas de gran tamaño, por lo general cubiertas de una capa carnosa en tonos rojizos y vistosos.
No obstante, quedan pocas especies en cuanto a distribución y número, y varios son los factores causantes del declive poblacional de estos fósiles vivientes. En primer lugar, la deforestación sin control que arrasa bosques y selvas con fines agrícolas, ganaderos, comerciales, de expansión vial y urbana, entre otros, destruye y diezma su hábitat.
En segundo lugar, el sello de “fósil viviente” que sumado a características morfológicas únicas (rareza y tamaño) cotizan la flor completa o sus semillas en mercados internacionales de vegetación exótica ornamental, donde aficionados pagan desde cientos hasta miles de dólares o euros por un ejemplar de colección que llega a compararse con una obra de arte. Acerca de su comercialización, el Libro Rojo de Plantas de Colombia, volumen 2: palmas, frailejones y zamias sugiere que como recurso natural, estas plantas podrían ser aprovechadas de forma sostenible, sin embargo, la actual sobreexplotación ilegal e indiscriminada a la que están sometidas compromete la supervivencia de varias especies.
Y en tercer y último lugar, un proceso lento en extremo, para la noción humana de tiempo, de polinización-fertilización, maduración de semillas y crecimiento; en este último aspecto, por ejemplo, muchas zamias tardan entre uno y cinco siglos para desarrollar un tronco de tan solo un metro de alto.
Por lo anterior, el Instituto Humboldt, por medio de su plataforma BioModelos, con apoyo de un grupo de expertos botánicos y herbarios nacionales desarrolló mapas de distribución de las 20 especies de zamias existentes en el país para incrementar su conocimiento, valoración y conservación.
Amenazadas
En sus páginas, la publicación lista ocho especies en la categoría En Peligro Crítico (CR): Zamia amplifolia, Zamia dosidon, Zamia montana, Zamia Oligodonta, Zamia pirophylla, Zamia tolimensis, Zamia wallisii y la corocita (Zamia restrepoi).
En la categoría Amenazada (EN) se encuentran la chigua macho (Zamia chigua), cacao indio (Zamia encephalartoides), palma de monte (Zamia huilensis), Zamia hymenophyllidia, Zamia incognita, Zamia manicata, Zamia muricata, y Zamia melanorrhachis.
En la categoría de amenaza Vulnerable (VU), pero con serios riesgos a sus hábitats en algunos sectores, están la Yuca de monte (Zamia amazonum), la chigua (Zamia obliqua), Zamia roeslii y Zamia ulei.
Dado el alarmante panorama, y teniendo en cuenta que las cycadas (linaje de plantas primitivas que persiste en la actualidad, con un registro fósil de más de 250 millones de años) son un grupo carismático para conservación de la biodiversidad a nivel internacional, las zamias han sido elegidas como uno de los grupos estratégicos para planificar e implementar acciones de conservación en la Estrategia nacional de conservación de plantas de Colombia.
En cuanto a registros, en Colombia hay presencia de especies de zamias en el norte del Caribe (una compartida con Venezuela), en el piedemonte y algunas zonas de la Orinoquía (por lo menos una en descripción), pero la mayor parte de la diversidad del género está en las regiones Andina, Pacífica y Amazónica.
Solo las especies amazónicas de zamia (Z. amazonum, Z. hymenophyllidia y Z. ulei) superan la meta de representación deseable en áreas protegidas del país.
En total, dos zonas geográficas acumulan riqueza en zamias: el Chocó Darién y la Amazonia. En el primer caso, se identifican cuatro especies en jurisdicciones del Valle del Cauca, un aspecto clave en términos de conservación para estas plantas debido a que la región es uno de los puntos calientes de biodiversidad o hotspots por los impactos amenazantes de múltiples actividades humanas.
La Amazonia, en segundo caso, considerada una de las zonas con más cobertura de bosque natural, también alberga el mayor número de especies de zamias. Sin embargo, el cambio y pérdida de vegetación las ponen en riesgo así como a todas las demás especies presentes en dicha región.
Por otro lado, en la Amazonia hay registradas cinco especies: una endémica y cuatro compartidas con otros países. En la región del Pacífico se han registrado ocho: cinco únicas en el país, dos compartidas con Centroamérica y una con Ecuador. En la zona Andina, incluyendo los valles interandinos y el piedemonte hacia el Caribe, se han descrito diez especies exclusivas de Colombia.
En términos de conservación, las especies que relativamente han sufrido la mayor pérdida de hábitat son Z. huilensis (90,3 %), Z. muricata (86,2 %) y Z. tolimensis (70,9 %). Dicha circunstancia comprometería su viabilidad poblacional dado que el rango geográfico no supera los 1000 km2.
Plantas ancianas
Las especies de Zamia son exclusivas de la región tropical del continente americano y se distribuyen desde el sur de Norteamérica hasta la Amazonia, incluyendo las islas del Caribe, y el biodomo suramericano (ecosistema que no intercambia materia por fuera de su estructura).
El origen, formación y desarrollo del género sugiere que las especies más ancestrales están en islas del Caribe como Cuba, República Dominicana, Haití, Puerto Rico, Jamaica, entre otras; y en el sureste de Estados Unidos y México.
Su mayor diversidad ocurrió durante la era Mesozoica cuando, según evidencias, hacían parte de la dieta de algunos dinosaurios. Muchas de las especies actuales de cycadas son similares a especies del Mesozoico, por lo cual estas plantas se consideran como “fósiles vivientes”.
En el documento, los investigadores participantes piden incrementar los esfuerzos de generación de conocimiento para dirigir las acciones de conservación de las especies. De hecho, en el país se llevan a cabo diversos proyectos de investigación y monitoreo sobre la ecología de las zamias, en aspectos relacionados con su dinámica poblacional, interacciones con otras especies, rasgos funcionales y otros.