Al comparar las características de la arteria pulmonar y del ventrículo derecho de caninos adultos saludables de Barranquilla con los de Bogotá, se evidenció una mayor generación de glóbulos rojos entre los que habitan en la capital, lo que mostraría una adaptación a las condiciones de oxígeno más bajas.
A estos hallazgos llegó la médica veterinaria Alejandra Martínez Cruz, especializada en Cardiología y magíster en Fisiología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien se ha cruzado a menudo con casos de hipertensión pulmonar en los perros que atiende en su consultorio, los cuales en su mayoría han permanecido toda su vida en Bogotá, donde se registra una mayor prevalencia respecto a ciudades de altitud más baja.
La investigadora adelantó este trabajo como un aporte a los escasos estudios existentes en los que se evalúan, en perros adultos saludables, los efectos cardiovasculares de la hipoxia hipobárica, que es el descenso que se produce en el aporte de oxígeno a los tejidos, debido a una caída en la presión parcial de este gas por la exposición a grandes alturas.
Este fenómeno se ha ligado a la presencia de “hipertensión pulmonar”, una enfermedad en la que un aumento de la presión en la arteria pulmonar puede llevar a la hipertrofia (desarrollo excesivo) del ventrículo derecho, al aumento de tamaño de la aurícula o del atrio derecho, a falla cardiaca derecha y a una disminución de la expectativa de vida de los animales.
“Queríamos ver si los perritos, al igual que nosotros, tienen problema con las alturas, si una menor presión de oxígeno en el ambiente predispone a que la arteria pulmonar responda con vasoconstricción, llevando a que con una edad avanzada ellos sufran de hipertensión pulmonar”, explica la magíster.
El objetivo de este estudio era describir por medio de ecocardiografía las características funcionales de la arteria pulmonar y del ventrículo derecho de 30 caninos de Bogotá y 30 de Barranquilla, con el fin de identificar posibles diferencias.
Estudio ecocardiográfico
Los animales participantes debían ser dolicocefálicos (con trompas alargadas), sanos, que tuvieran entre tres y siete años y de 10 a 20 kg de peso, sin distinción de sexo, y que hubieran permanecido toda su vida en su ciudad actual de residencia.
Con ellos se realizó un ultrasonido cardiaco, estudio ecocardiográfico completo mediante el cual se evaluaron 13 índices de la función de la arteria pulmonar y del ventrículo derecho, y no se encontraron diferencias significativas entre los dos grupos de perros en cuanto a la arteria pulmonar.
En lo referente al ventrículo derecho se identificaron indicios de unas fibras en el corazón de los caninos, las cuales se desarrollarían en su adaptación a una mayor altitud, hipótesis que debe ser comprobada en estudios posteriores en los que se analice más a fondo el órgano de estos animales.
Como una muestra de adaptación a la hipoxia hipobárica de la altitud, en el estudio de la investigadora Martínez también se encontró que los índices hematimétricos (relacionados con la producción de glóbulos rojos para transportar oxígeno) en Bogotá fueron significativamente mayores a los encontrados a nivel del mar.
Aunque la médica veterinaria aclara que en general no se encontraron diferencias significativas en la comparación de los caninos de Bogotá y Barranquilla, sí se espera que este estudio contribuya a mejorar el conocimiento del comportamiento del corazón de estos animales en situaciones de adaptación a la altura.
“Se necesitan más estudios para tipificar las respuestas adaptativas o patológicas que se producen en condiciones de altitud, que contribuyan además a entender el desarrollo de patologías con la hipertensión pulmonar”, concluyó la magíster.