Líderes y organizaciones de la sociedad civil del mundo analizarán desde este miércoles y hasta el próximo viernes en la Cumbre de Acción Climática Global que se desarrollará en la ciudad de San Francisco, Estados Unidos, el impacto del cambio climático, la adaptación al fenómeno y los compromisos y logros asociados a su prevención y mitigación.
La agenda sobre el cambio climático que se debatirá en San Francisco no es ajena a los países latinoamericanos que tienen entre sus prioridades la prevención del fenómeno debido a los impactos que generaría su acentuación sobre sus economías y el bienestar de sus comunidades.
Uno de los más recientes informes sobre la situación del medio ambiente en los países de América Latina y del Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente (Pnuma), denominado GEO-6, asegura que algunos de los efectos del cambio climático en la región incluyen la reducción de la disponibilidad del agua y la pérdida de áreas bajas a causa del aumento del nivel del mar.
El informe también enumera dentro de la lista de impactos del cambio climático en Latinoamérica el aumento de riesgo de desastres ambientales como huracanes y tormentas, las inundaciones y sequías, los cambios en la productividad agrícola, la pérdida de la biodiversidad y la mayor incidencia de enfermedades transmitidas por vectores.
La evaluación de Pnuma destaca como uno de los impactos más fuertes del cambio climático a la reducción de los glaciares de la cordillera de los Andes que forman algunos de los paisajes de Suramérica en países como Bolivia, Perú, Ecuador, Venezuela y Colombia, y que abastecen de agua a millones de personas.
Para el organismo, el cambio climático es el culpable de que se derrita el hielo de las montañas suramericanas. El señalamiento de Naciones Unidas confirma investigaciones como la que hizo el programa ‘Monitoreo de glaciales tropicales andinos en un contexto de cambio climático’, financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que concluyó que el 63 % del área glacial de los sistemas de los Andes tropicales se ha perdido a lo largo del último medio siglo.
La reducción de los glaciares de los Andes también fue documentada por un grupo de científicos de la Universidad de Ohio en Estados Unidos, que asegura que el hielo en montañas peruanas que tardó por lo menos 1.600 años en formarse, se derritió en 25 años.
Otro de los impactos detectados por las Naciones Unidas es el aumento del flujo de agua en las subcuencas del Río de la Plata, que causa un riesgo constante de inundaciones alrededor del afluente que divide a Argentina y Uruguay.
Las riberas de las ciudades argentinas de Quilmes y Ensenada, las zonas aledañas al río Matanza-Riachuelo, al nororiente de la provincia de Buenos Aires, y las costas de la Ciudad de Buenos Aires, Tigre y San Fernando son sitios en riesgo de inundaciones debido al aumento del caudal del Río de la Plata, provocado por el cambio climático, según la ONU.
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El informe del Pnuma añade a la lista de impactos del cambio climático en Latinoamérica la decoloración de corales en la zona del Caribe occidental donde las temperaturas han blanqueado los arrecifes.
La reducción de los glaciares en las montañas del centro de Suramérica, el aumento del caudal del Río de la Plata y el blanqueamiento de los corales del Caribe son considerados por el Pnuma como sucesos provocados debido a una ‘contribución alta’ del cambio climático.
Pero hay otros eventos donde el fenómeno ha tenido una ‘contribución media’ como los cambios extremos en los flujos del río Amazonas y los problemas en la subsistencia de los indígenas agricultores Aymara en Bolivia, debido a la escasez del agua.
La evaluación del Pnuma asegura que la lucha contra el cambio climático en Latinoamérica requiere de la cooperación transfronteriza entre sus países y el despliegue de incentivos económicos.
“La actual divergencia de políticas entre los países y la falta de coordinación regional pueden obstaculizar los esfuerzos, donde el impacto de las innovaciones de un país puede verse disminuido por las políticas de otras naciones”, detalla el informe.
El organismo de la ONU añade que los países latinoamericanos deben adaptarse al cambio climático con políticas que promuevan tecnologías limpias y faciliten economías más diversificadas y bajas en carbono, y con estrategias que tengan presente “los desafíos de la creciente urbanización”.
El informe también les pide a los mayores emisores de Gases de Efecto Invernadero (GEI), como China, Estados Unidos y Alemania, que apoyen programas vinculados al cambio climático al considerar que Latinoamérica, pese a aportar solo el 5% de los GEI del mundo, sufre algunas de sus más severas consecuencias.
Sabina Rodríguez van der Hammen, activista ambiental y defensora de la Reserva Forestal Thomas van der Hammen de Bogotá, llamada así en honor a su abuelo, le aseguró a la Agencia Anadolu que algunas políticas para la adaptación al cambio climático son las de gestión del riesgo basado en ecosistemas.
“Se debe darles espacios a los ecosistemas para que los mismos cumplan por un lado un efecto de mitigación, como puede ser la regulación hídrica, así como prestar servicios ecosistémicos”, sostuvo Rodríguez van der Hammen.
La activista detalló que en Latinoamérica hay una gran movilización social en defensa de los territorios y los recursos naturales. “Si bien no todos estos movimientos tienen como bandera principal el cambio climático, sus luchas son la base para la adaptación y mitigación de sus efectos”.
Algunos de esos movimientos, donde se encuentran líderes y empresarios, se citan desde este miércoles en San Francisco donde participarán 72 representantes de gobiernos estatales y regionales.
Durante la reunión, se espera que 16 nuevas jurisdicciones se comprometan en un acuerdo para limitar las emisiones de GEI y mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los dos grados centígrados.
El grupo de nuevos signatarios incluye las regiones Madre de Dios, de Perú; Nariño, Colombia; Oaxaca, México; Tucumán, Argentina; Baja California Sur, México, y Piura, Perú.
Los gobiernos regionales y estatales reunidos en San Francisco representan más del 43% de la economía mundial y su encuentro es el más grande en torno al cambio climático desde que 195 naciones firmaran el Acuerdo de París de 2015, que estableció medidas para la reducción de las emisiones de GEI hasta 2020 y del que el gobierno de Donald Trump se retiró en junio de 2017.