El matrimonio se convirtió en un compromiso efímero o por lo menos así los demuestran las cifras oficiales. Según la Superintendencia de Notariado y Registro de cada diez parejas que se casan, tres se divorcian y un 50 por ciento lo hacen antes de cumplir los tres años de relación.
Es común que los novios lleguen a este compromiso con muchas expectativas –la mayoría de estas falsas o ilusorias–, ni que de decir de la emoción con que se inicia esta nueva etapa, sólo comparada con la felicidad de la fiesta de bodas o el entusiasmo de la luna de miel. Pero la realidad, gústenos o no, es muy distinta.
Luego de investigar por más de 20 años el matrimonio y de asesorar durante tres décadas a cientos de parejas en crisis y a miles de personas que en algún momento de su vida quisieron casarse, Álvaro Sierra, profesor del Instituto de La Familia de la Universidad de La Sabana, escribió el libro ‘Pero si nos queríamos tanto’, una completa guía que recoge en 140 páginas consejos prácticos para quienes desean casarse y no quieren fracasar en esta decisión.
En el informe, Sierra analiza temas como la trivialización del noviazgo, la inmadurez afectiva, la falta de autonomía de los nuevos matrimonios frente a los suegros o cuñados, los problemas generados por un inadecuado manejo del dinero y la baja tolerancia al dolor como consecuencia de una pobre nutrición espiritual, entre otros asuntos que juntos dan cuenta que la gran mayoría de los conflictos matrimoniales terminan en la separación de las parejas.
Entre los cuestionamientos que el autor hace en el libro, sobresale el egoísmo con el que llegan hombres y mujeres al altar o a la notaría, según sea el caso; las inseguridades y los miedos, sentimientos comunes en quienes empiezan el matrimonio creyendo que iniciaron un cuento de hadas pero al cabo de seis meses se dan cuenta que están protagonizando una película de terror; y el desconocimiento que se tiene de la pareja, en el que la mayoría de los casos ni siquiera se conoce su pasado o las pautas de crianza del otro.
Sierra da cuatro consejos para decir “sí, acepto” y no fracasar en el intento. Primero, “si se casa para ser feliz toda la vida, mejor no se case” o “si va a seguir pensando primero yo, segundo yo y tercero yo, mejor cásese con usted mismo”.
Segundo, conozca el pasado de su pareja. Es clave analizar y conocer a los padres de quien se convertirá en su futuro esposo (a), pues muchas respuestas cotidianas o decisiones en la relación estarán basadas en las costumbres que éste adquirió durante la infancia.
Tercero, investigue las pautas de crianza de la pareja. Las relaciones con los familiares, las creencias religiosas, la educación de los hijos y el manejo del dinero, entre otros, son factores que se aprendieron en casa, y cuando hay grandes diferencias éstas pueden llegar a generar conflictos.
Cuarto, descarte el príncipe azul, el levante perfecto o el trillado buen partido. El amor no se da solo por estar con una persona atractiva, o con la que se tenga buen sexo, o que tenga dinero o poder. Estos son factores externos que se pueden perder en cualquier momento. Según los estudios la época del enamoramiento se termina en tres o máximo cinco años.
Sierra también plantea un Top 15 de preguntas para responder antes de casarse.
1. ¿Mi pasado sentimental es, literalmente, ‘cosa del pasado’?
2. ¿Sexualmente me entiendo bien con mi pareja?
3. ¿Conozco el historial médico, físico o mental, de mi pareja y su familia?
4. ¿Estaría dispuesto a perdonar una infidelidad?
5. ¿Cómo peleamos y de qué manera resolvemos los conflictos?
6. ¿Mi pareja respeta mis creencias religiosas y yo respeto las suyas?
7. ¿Acepto la profesión de mi pareja y sus condiciones de trabajo?
8. ¿Tengo ideas semejantes con mi pareja sobre el manejo del dinero?
9. ¿Sé qué deudas, responsabilidades y bienes tiene mi pareja?
10. ¿He acordado con mi pareja cuántos hijos quiero tener y en cuánto tiempo?
11. ¿Comparto con ella el modelo de educación que quiero para mis hijos?
12. ¿En caso de no poder tener hijos propios, adoptaría?
13. ¿Mi pareja encaja bien en mi realidad socioeconómica y yo en la suya?
14. ¿Acepto a los amigos de mi pareja?
15. ¿Acepto a mi futura familia política y me relaciono bien con ellos?
Según el más reciente informe Mapa Mundial de la Familia 2015, en el que participó como coinvestigador la Universidad de La Sabana junto con otras siete universidades internacionales, en Colombia sólo el 20 por ciento de las parejas adultas están casadas –la cifra más baja de nupcialidad en el mundo–, en contraste con el 35 por ciento de colombianos que conviven en unión libre.