El incremento de la deuda pública así como el aumento del déficit fiscal, tiene con las antenas encendidas a las firmas calificadoras, principalmente Standard & Poor’s y Fitch Ratings. Las dos agencias tienen al país en el último escalón de grado de inversión (BBB-) y perspectiva negativa y se reunieron con el Gobierno recientemente, como es usual en la antesala de sus pronunciamientos.
De acuerdo con un informe de los investigadores de Coltefinanciera que conversaron con ambas agencias, señalan que “las métricas macroeconómicas de Colombia –especialmente en los frentes fiscal y externo– no son consistentes con las de un país grado de inversión”.
Sin embargo, consideran que el marco institucional y de política económica, así como el historial del país en materia crediticia, son fortalezas frente a otros países emergentes y motivarían que las agencias den un margen de espera y mantengan el grado de inversión, al menos por este año.
Ambas calificadoras valoran positivamente que el Gobierno haya expresado el compromiso de realizar una reforma fiscal en 2021, si bien consideran que el ambiente político no facilitará su aprobación en el Congreso, por ser un año preelectoral.
Sostienen los analistas de Coltefinanciera que “aunque la incertidumbre es alta, creemos que S&P esperará hasta marzo de 2021 para pronunciarse, mientras que Fitch lo haría el próximo mes, manteniendo la calificación en BBB- con perspectiva negativa”.
En riesgo
De todas formas, el grado de inversión de Colombia seguirá en riesgo y podría perderse en 2021. Las decisiones futuras de calificación serán altamente dependientes de los datos económicos y las señales sobre la reforma fiscal.
Al inicio de la crisis generada por la pandemia y el desplome de los precios del crudo (en marzo de este año), S&P ratificó la calificación de Colombia en BBB- (vigente desde diciembre 2017), pero revisó la perspectiva (outlook) de estable a negativa, mientras que Fitch recortó el rating de BBB a BBB- y mantuvo el outlook negativo que tenía desde abril 2019.
En este sentido, una rebaja en la calificación de Colombia significaría perder el grado de inversión. “La primera conclusión a la que llegamos es que las dos calificadoras consideran que los indicadores macroeconómicos de Colombia son peores a los del promedio de países con grado de inversión, particularmente en materia fiscal y de cuentas externas”, indican los expertos. Argumentan que por un lado, porque las condiciones del país cuando inició la crisis del Covid-19 ya eran débiles, lo cual se evidencia en que la deuda pública bruta (50,6% del PIB en 2019) era aproximadamente 9 puntos porcentuales superior a la mediana de economías con calificación BBB-, al igual que ocurría con el déficit en Cuenta Corriente (4.3% del PIB en 2019). Con la llegada de la pandemia, la deuda colombiana aumentará aproximadamente en 15 puntos porcentuales mientras que en los países de calificación similar el aumento sería cercano a 10 puntos.
De otro lado y a pesar de la valoración negativa que hacen las S&P y Fitch sobre las métricas fiscales y de cuentas externas de Colombia, las reuniones nos dejan la sensación de que ambas agencias optarían por mantener -por ahora- la calificación BBB- del país con perspectiva negativa.
Espera
Aseguran los analistas que “en particular, creemos que las dos calificadoras podrían dar un margen de espera para evaluar el ajuste macroeconómico y fiscal del país al choque generado por la pandemia. Esta percepción contrasta con la opinión que teníamos previamente, basada en los comunicados públicos de las dos agencias”.
En efecto, las dos calificadoras mencionaron como un elemento positivo que el Gobierno haya expresado el compromiso de realizar una reforma fiscal en 2021, garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas en el mediano plazo, tras el deterioro fiscal que ha significado esta crisis.
“Lo anterior está en línea con la lectura que hicimos en su momento del Marco Fiscal de Mediano Plazo, según la cual Colombia tiene muy poco margen de maniobra en materia fiscal -menos que sus pares en la región-, de manera que una reforma tributaria es inaplazable, si el país quiere mantener el grado de inversión.
El compromiso de ajuste fiscal es un elemento que no está presente en otros países y parece reforzar la confianza de las agencias en el manejo macroeconómico de Colombia respecto a sus pares. De esta forma, el marco institucional y de política económica, así como el buen historial del país en el cumplimiento de sus obligaciones financieras, son fortalezas relativas y permitirían mantener el grado de inversión, al menos por este año.