Volvería el servicio de los taxis colectivos | El Nuevo Siglo
Domingo, 3 de Agosto de 2014

En la calle 51, arriba de la Carrera Séptima, en la Localidad de Chapinero, hace cerca de dos décadas se estacionan taxis amarillos que transportan a los habitantes del barrio Pardo Rubio, arriba de la Avenida Circunvalar, por 1.000 pesos.

En varias ocasiones las autoridades han multado vehículos que insisten en esas prácticas, pero como no existe el servicio, la demanda de pasajeros es más fuerte que la represión de la Policía Metropolitana de Tránsito.

Este es un ejemplo de lo que sucede en muchas zonas de la ciudad donde no hay oferta de transporte y que esta semana será motivo de polémica porque el alcalde mayor de Bogotá, Gustavo Petro, propuso que los taxis presten servicio colectivo.

La propuesta parecería una improvisación aislada, pero Eduardo Hernández, presidente de Taxis Libres, le señaló a EL NUEVO SIGLO que el gremio está de acuerdo con que los taxis se conviertan en colectivos para mejorar la movilidad y cubrir zonas donde no hay servicio de transporte.

En 2001 se expidió el Decreto 172 en el que se prohíben los taxis colectivos.

“La norma que de manera lesiva cambió el servicio que prestaban los taxis en el pasado, solo por complacer a los amos y señores del servicio colectivo urbano de Bogotá, muchos de los cuales están hoy en día en el sistema masivo de transporte no le presta un buen servicio a los capitalinos”, dijo el presidente de Taxis Libres.

Cabe recordar que unas décadas atrás la movilidad de los pasajeros, no solo en la capital de la República sino en todo el territorio nacional, se prestaba en taxis colectivos, en lo que hoy se pudiera llamar rutas compartidas.

La gran diferencia era que funcionaban con amplios vehículos que fueron iconos como los Checkers de color gris, los Dodge Dart, los Ford Fairlane, Renault 12, entre otros.

“Por presiones políticas y económicas del servicio colectivo urbano, esta modalidad de taxis colectivos desapareció pasando a favor de ellos. Inicialmente se les conoció como los microbuses, convirtiéndolos en camionetas Chevrolet Luv, unas cajas o latas de sardinas entre 9 y 20 pasajeros. Recuerdo en ese entonces sólo existían las busetas y los buses como medio de transporte”, explicó el dirigente gremial.

Hoy en día, la modalidad de taxis colectivos, según el gremio, hay que rescatarla para beneficio de los pasajeros que lo requieren en determinadas zonas donde es escasa o nula la oferta del servicio. “Apoyaremos desde todo punto de vista esta iniciativa. Dentro de muchas ventajas de este nuevo servicio encuentro estas tres: se optimizaría 100 por ciento la capacidad del vehículo, se brinda el servicio en el momento exacto que los pasajeros lo requieran y estas rutas serán espontáneas ya que no se encontrarán organizadas por las autoridades, sino por el flujo de movimiento. Serán rutas cortas para servir también de apoyo, por ejemplo en Bogotá al sistema masivo de transporte”, explicó Hernández.

 

Uber, ¿competencia?

 

 

 Frente a las declaraciones del Alcalde de Bogotá sobre el servicio de taxi Uber, que utiliza vehículos blancos en competencia desleal y sin cumplimiento del marco legal colombiano, Taxis Libres señala que esos son los automotores que pretenden prestar el servicio individual de taxis en una modalidad que fue creada para otros propósitos.

Volviendo al servicio colectivo, Hernández plantea que no será fácil convencer a las autoridades para retomar esa modalidad con los taxis, que en la actualidad se presta en muchas ciudades. En el caso de Bogotá la Policía ha aplicado comparendos por valor de cuatrocientos treinta millones de pesos equivalentes a 700 salarios mínimos mensuales a los taxistas que prestan el servicio colectivo en zonas donde hay sobreoferta de pasajeros; en otras palabras, donde el servicio público de transporte está desatendido.

Mañana Taxis Libres lanzará la campaña “Yo no pregunto ¿para dónde va?”, cuyo objetivo es acabar definitivamente con una constante de los taxistas y quejas de los usuarios. Los vehículos tendrán una notable calcomanía como símbolo de reconciliación con los usuarios y de entrega al servicio.