La eventualidad de una intervención militar de Estados Unidos en Siria encontró un fuerte escollo que determinó aplazarla. La sugerencia de Rusia, en cabeza del presidente Vladimir Putin, de instar al régimen sirio a que abandone su arsenal químico, recibió respaldo del presidente Bashar al Assad y de la ONU. Una hábil jugada de Putin que terminó por neutralizar por ahora el deseo de Washington de realizar una operación bélica en el país árabe.
Desde el comienzo Rusia, que es aliado de Damasco, estuvo en desacuerdo junto con China de atacar a Siria. Por el veto de estos dos países el Consejo de Seguridad de la ONU no pudo aplicar sanciones al gobierno sirio.
Ahora al final se impuso la iniciativa del mandatario ruso del desarme químico. El presidente Obama dijo que era un paso positivo que el arsenal químico quede bajo control internacional. No obstante advirtió que no tolerará dilaciones en el propósito de que en verdad se cumpla la promesa de Bashar al Assad de abandono de estas armas prohibidas por convenciones internacionales. Ahora resta esperar si en verdad esto se da. EE.UU. estará vigilante de los movimientos del régimen sirio al respecto.