Verdades sobre el mínimo | El Nuevo Siglo
Miércoles, 28 de Diciembre de 2011

El estudioso periodista Rodrigo Pareja, buen administrador de la ironía, aprovecha esta época para formularles algunas recomendaciones a los trabajadores colombianos que van a ganar el mínimo desde el 1 de enero, invitándolos a prometer que van a ser juiciosos y no harán ningún derroche con ese descomunal sueldo.
A su juicio, tendrán que recordar la tesis de que a mayor cantidad de dinero en circulación habrá más demanda, y por ende – según los sabios economistas– más peligro de que llegue la inflación y afecte las multimillonarias utilidades del sector financiero y de las grandes empresas. En su concepto, hay que establecer primero cuánto les quedará de ese colosal emolumento para saber si en verdad pueden volverse derrochadores y compradores compulsivos.

Cuentas claras. Según Pareja, un padre de familia que tenga a su cargo esposa y dos hijos, con esos $576.000, que se le rebajan automáticamente a $529.920 por sus aportes de 8% a la seguridad social – salud y pensiones – debe responder por el arriendo de la casa y los servicios públicos.
Asumamos que como estos dos rubros son baratísimos (¿?) y ambos apenas suman $300.000, le queda un remanente de $229.220, con los cuales ha de responder por alimentación, vestuario, recreación, remedios y otros ítems.

Comprita diaria. Con la bolsa de leche a $1.900, pues ya le subieron esta semana un poco más de 5%, este pudiente asalariado tiene derecho a diez bolsitas en el mes que le cuestan $19.000 y ya el salario queda en $210.000. Siquiera porque la leche en demasía hace mucho daño, según algunos nutricionistas.
Como la carne está barata (¿?), $5.000 la libra, puede aspirar a una ración cada cinco días, lo que supone la adquisición de seis libras en el mes por $30.000, gasto derrochador y superfluo que deja el abultado sueldo en $190.000.

El transporte. Si uno de sus dos hijos estudia gastará diario $3.200 en transporte; $16 mil en la semana y $64 mil en el mes, dejando el desmesurado mínimo en $126.000. Claro que si estudian los dos hijos, esta cifra se duplica y a los $126.000 habría que rebajarle otros $64.000.
Hasta aquí solamente se incluyen la leche y la carne. Faltan las legumbres, los huevos, el grano (maíz, arroz, fríjol, azúcar, sal, lentejas) y pensar en alguna droga urgente, una entrada a cine (¿?) u otro imprevisto, que en el mejor de los casos tendrán que cubrirse con los $126.000 del párrafo anterior, eso sí si solo estudia uno de los hijos.
Debemos reconocer que al igual que otros 44 millones de colombianos no tenemos el menor conocimiento de esa economía abstrusa e ininteligible, y de las variables que con tanto desparpajo utilizan Gobierno y gremios para descrestarnos y hacer ver blanco lo que es negro.