Verdad, perdón y misericordia, pilares de una paz auténtica | El Nuevo Siglo
Foto archivo El Nuevo Siglo
Domingo, 20 de Noviembre de 2016
Mónica Jara

El Cardenal  Marc Ouellet, es el Presidente de la  Pontifica Comisión para América Latina CAL  y Prefecto para la Congregación de los Obispos, es más conocido como el Decano de los Cardenales. Su carisma, buen humor y sencillez lo hacen cercano a la gente. Fue uno de los candidatos más opcionados para ser Papa. Experto en diálogo interreligioso guarda un profundo aprecio por Colombia, donde ejerció su labor pastoral durante 11 años.

Presidió los actos conmemorativos del Jubileo Continental de la Misericordia que se desarrolló en Bogotá, donde participaron 100 obispos y 16 cardenales de toda América, también se hicieron presentes representantes del cuerpo diplomático y la sociedad civil.

MÓNICA JARA. ¿Cardenal, cuál fue su labor en Colombia  y qué recuerdos trae a su memoria el paso por nuestro país?

CARDENAL MARC OUELLET.  Mi tarea fue la de un profesor, me dediqué en especial a la formación de sacerdotes, asumí como rector del seminario en Manizales. Conservo un especial recuerdo y gratitud porque hay gente con un corazón muy acogedor la belleza en su paisaje, la riqueza de la tierra y la labor de quienes trabajan en el campo lo hacen muy especial.

MJ.  Usted cumplió arduas tareas con el Papa Benedicto XVI, ¿Cómo se viene desarrollando la reforma estructural que ha emprendido Su Santidad Francisco al interior de la Curia Vaticana?

CMO.  Yo continué mis labores tal como las venía desempeñando. El Papa Francisco con su carisma pastoral nos hace un llamado, busca pastores de proximidad con olor a oveja y liderazgo, que estén en medio del pueblo, delante y detrás del pueblo, con gran capacidad de adaptación y mucha humildad. Se requiere que los próximos candidatos al episcopado tengan estas cualidades, estamos trabajando fuertemente para llevar consigo el ejemplo y carisma del Papa, quien trae una formación Ignaciana.

Se adelanta una estructura interna que no afecta para nada la doctrina de la Iglesia, pero implica más exigencia de formación en los seminarios y profundización en el discernimiento y acompañamiento espiritual.

La apuesta de Francisco

MJ.  ¿Por qué se dedica un año al Jubileo de la Misericordia. Se nos ha olvidado a los hombres su significado?

CMO. Considero que fue una de las mayores inspiraciones del Concilio Vaticano II. Hoy el Papa enfoca a la iglesia sobre la misión, poniendo la misericordia como centro del mensaje para transformar la actitud de los cristianos, las obras de la misericordia van más allá de las fronteras, tocan el corazón de los indiferentes. Francisco la lleva a la praxis para ir generando y apostarle a un gran movimiento espiritual de misericordia que nos mueva desde adentro en medio de tanta indiferencia.

La Misericordia no puede ser  una moda del año jubilar, debería ser una nueva forma vida y estilo pastoral, para religiosos, laicos, para todos los que somos parte de la sociedad y también para quienes tienen en la vida pública una responsabilidad por el otro. El Papa reza, para que se logre transformar la actitud de los cristianos, con una caridad más intensa, uno se transforma.

MJ.  ¿A que deberíamos apostarle los hombres y mujeres frente a una humanidad que busca su propia supervivencia o grandes reconocimientos, pero muy poco piensa en lo que implica la Santidad?

CMO. Todos los seres humanos debemos aspirar a la Santidad. No somos santos, desde el principio vamos caminando hacia la perfección. Existen modelos de Santidad que pasaron por esta tierra y dejaron huella. Sería sano para el espíritu y la mente leer la vida de sencillas y ejemplares mujeres como la Madre Teresa o Sor Faustina Kovalska, quienes pusieron en el primer plano de sus vidas la compasión y el amor por los demás. También hubo hombres que llegaron a la Santidad, como Santo Tomás Moro, patrono de los políticos y gobernantes.

Valores son de la sociedad, no de los gobiernos

MJ.  Hay una crisis de valores y una ausencia marcada de liderazgo político, los más vulnerables están siendo excluidos de las políticas públicas y ya no existe confianza en los ciudadanos que depositaron su voto.  ¿Qué decirle a quienes  tienen la responsabilidad de conducir una nación?

CMO.  Vivimos en un mundo donde Dios ha desaparecido de la vida pública y muchas veces de la vida personal. Experimentamos esas consecuencias y una marcada deshumanización. Por ejemplo, la cultura del descarte facilita la partida de los ancianos, lo niños se eliminan en muchas culturas y se descartan cuando hay una deficiencia física. Cuando Dios no está en el horizonte, el sentido de la sacralidad, de la persona humana, desaparece por completo. Se habla de la retórica del respeto, pero en los hechos eliminamos a los que no producen y estorban eso es muy triste. Es responsabilidad de los  gobernantes respetar,  no imponer, ni crear supuestos valores a la poblacion porque los valores son de la sociedad, no de los gobiernos. 

La retórica de los derechos humanos, inventa leyes y derechos que no son derechos. Especialmente se deben respetar cuando los pueblos cuentan con una marcada cultura y vocación cristiana como es la América Latina.

MJ.  Colombia se encuentra  en un proceso de transición hacia la paz con las Farc y otros grupos al margen de la ley. Usted planteó en este Jubileo Continental hacer equilibrio entre la misericordia y la justicia, pero debe pasarse por la verdad. ¿Cómo hacer realidad ésta premisa?

CMO.  Colombia debe buscar la forma de parar la guerra y terminar que la gente se mate. Es muy difícil porque hay personas que llevan  heridas, seres queridos desaparecidos o asesinados, es una realidad terrible, que hay en otras partes del mundo. El proceso de paz no puede ser solamente una negociación política para llegar a un acuerdo político, este es un paso importante pero es solamente el inicio de un proceso.  Recuerdo que en mi país, Canadá, se creó una comisión de verdad y reconciliación. Si se quiere lograr una paz auténtica debe hacerse con base en la verdad para llegar a una verdadera reconciliación. Que las personas que fueron víctimas sean atendidas en su dolor, la escucha de los dolores acumulados es importante a largo plazo.

Una decisión política es un primer paso, es un proceso de diálogo e intercambio que busca reconocer las faltas y conduzca a pedir perdón. Esto es un proceso y eso puede construir una paz real, sólida a largo plazo. La relación entre justicia y misericordia sería importante acompañarla con recursos espirituales, como una acción complementaria.  

MJ. ¿Y los que no creen en Dios, o no practican alguna confesión de Fe, alcanzaran llegar a un verdadero arrepentimiento?

CMO. No sé, pero hay una forma de llevar a Dios que no es con la argumentación, son los gestos de amor y perdón.

Papa invita a nueva actitud

MJ.  El Papa Francisco se vuelca hacia los dolores del otro, nos muestra a un personaje poco común, llevó unas familias de refugiados desde la Isla de Lesbos a vivir a Roma y fueron sus acompañantes en el avión papal. ¿Cuál fue la impresión de dicho gesto en el Vaticano?

CMO.  Efectivamente ese gesto fue destacado en los medios de comunicación y nos habla a todos sobre quién es este Papa Francisco. La Iglesia sufre y acoge el rostro de los refugiados, debemos despertar y salir a recuperar la dignidad humana. Los países deben ayudarse mutuamente y no crear grandes muros, hay que ser solidarios y el problema de los migrantes es de orden mundial. Los gestos del papa son íntegros, consideran el bien de la persona en su totalidad, acoger en su casa es un modo de anunciar el Evangelio.

MJ.  La iglesia ha desarrollado una destacada labor social y una misión en zonas muy lejanas donde el Estado no hace presencia, el gobierno del Vaticano está dando relevancia a los habitantes de calle, ¿Cuáles son las acciones concretas  que se adelantan sobre el particular?

CMO. Un caso es el de la Casa del Padre en Montreal funciona hace 30 años, que acoge gente que vive en la calle, actualmente desde el Vaticano se adelantan en Roma Jornadas de un día de playa y pizza, pero lógicamente todo esto debe ir acompañado de un plan muy enfocado a la recuperación integral del ser. No es una labor solo de la Iglesia. Me  voy muy impresionado por la obras de misericordia que los laicos hacen en Bogotá.

MJ.. ¿A quién le habla la Iglesia Católica hoy en cabeza del Papa Francisco, cuál es su mensaje ante una sociedad indiferente e individualista?

CMO.  A todos los que lo escuchan. La iglesia,  sin grandes discursos, críticas y contestaciones, está llamada a gestos de amor gratuitos a  los más abandonados, eso impacta y despierta el sentido de la dignidad humana.  El Papa nos hace un clamor para no perder el sentido de la naturaleza humana, fundada en la creación.

MJ.  Usted tiene una visión amplia sobre el panorama de América Latina  ¿Cómo ve  el desafió para la iglesia y para los gobiernos frente a  problemáticas que persisten como el narcotráfico, el desempleo, el hambre y el desplazamiento?

CMO. El continente latinoamericano está lleno de contrastes, los regímenes se pretenden imponer y hay sistemas económicos, que hacen sufrir los pueblos, hay confusión política falta liderazgo, también católico. En la CAL estamos promoviendo valores cristianos en la sociedad capaces de enfrentar los desafíos económicos, políticos y sociales para que las personas desde su convicción cristiana vayan hacia adelante rescatando el extraordinario patrimonio con el que cuenta el continente americano. Nuestra Señora de Guadalupe es factor de unidad parte de la cultura y autenticidad evangélica de los pueblos, tejer la paz a partir de este tesoro  espiritual y por supuesto construir espacios de diálogo interreligioso, es un aporte al progreso de las naciones.

MJ. Un signo visible en la sociedad son las familias fracturadas, rotas y fundadas en un nuevo modelo,  ¿Cómo afrontar el tema?

CMO. Estamos en un momento positivo, hay un vuelco de la pastoral de la iglesia a los corazones heridos que se enfrentan  a las crisis y problemáticas del entorno familiar, es una realidad que no podemos ignorar. Claramente, está conformada por un hombre y una mujer, consagrados con la gracia de Cristo  y destinados a construir una iglesia doméstica donde se reza, se ama y se perdona, donde se vive el evangelio de Nuestro Señor, esto debe ser una buena noticia en una humanidad que vive en la confusión. Hay que discernir en todos los aspectos de la vida, principalmente ante el matrimonio y la familia, sin discusión  son la base y el cimiento de la sociedad.

No se pueden imponer leyes para cambiar la definición del matrimonio, para decretar los abortos como legales, importando modelos que no hacen progresar una sociedad, ni un país. Los gobernantes tienen una gran responsabilidad para entender su misión. Hay mucho sufrimiento y dolor al interior de algunas personas, por esto el Papa ha insistido que la iglesia debe ser un hospital de la misericordia, para ayudar a sanar el alma que está enferma.

Misericordia no acaba con año jubilar

MJ.  ¿Qué le dice a nuestros hermanos venezolanos, al gobierno y la iglesia de ese país?

CMO.  Venezuela tiene un episcopado muy unido y autónomo. Los países vecinos deben facilitar las ayudas y ser fronteras abiertas, hay que superar las divergencias políticas, pensar que estamos frente a un grave problema humanitario; niños sin medicamentos, gente que está cerca a morir de hambre, ahí es donde deben salir todo los sentimientos de humanidad como cristianos.  Fortaleza y mucha oración.

MJ. ¿El mensaje desde del Vaticano, como Mensajero de la Misericordia?

CMO. Se logre en toda América y el mundo una paz auténtica, fundada en la verdad, la reconciliación y en mucha misericordia, que no puede quedar como una moda del año jubilar. Debe trascender y concretarse en hechos reales. Hoy, domingo 20 de noviembre,  el Papa Francisco dará por Clausurado el Año Extraordinario de la Misericordia (ver recuadro), pero desde nuestros diversos roles  la tarea debe continuar, en miras de construir un mundo donde todos los hombres y mujeres vivan con dignidad y sean respetados sus derechos.

 

Se cierra  la Puerta Santa

Foto archivo AFP

El Jubileo por tradición de la Iglesia Católica se instauró en 1475 y se celebra cada 25 años, ya el Papa Juan Pablo II, había convocado a un Gran Jubileo para el año 2.000. El Papa Francisco ha querido darle un especial énfasis en el tema y  decretó a finales del año pasado un año jubilar extraordinario dedicado especialmente a la misericordia; brindando con ello un espacio de reflexión para pedir perdón, hacer penitencia por nuestros pecados, poder obtener una gracia especial y divina que nos inspire a cambiar como persona y sociedad.

Se han desarrollado diversas  actividades y celebraciones del año jubilar en todos los países del mundo católico entre las cuales se destacan el jubileo ofrecido a los enfermos, ancianos y personas solas, para la población carcelaria, el dirigido a los jóvenes, como el convocado a militares y policías. Uno muy especial para el Papa Francisco, fue dedicado hace una semana a habitantes de calle provenientes de varios países de Europa. Hoy, 20 de Noviembre,  Solemnidad de Cristo Rey, la Ceremonia de Clausura del Año Extraordinario de la Misericordia concluirá con el cierre de la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro a las 10 de la mañana hora de Roma. La ceremonia podrá ser vista en directo o en diferido a través de la Radio y Televisión del Vaticano y será retransmitida por diversos medios de comunicación y portales web a  nivel mundial.