Una reacción sensible en Palacio | El Nuevo Siglo
Lunes, 27 de Mayo de 2013

Una reacción sensible en Palacio. La Barca supo en fuentes bien enteradas que las declaraciones concedidas por el asesor presidencial Lucho Garzón al periodista Julián Parra Díaz causaron preocupación en las altas esferas oficiales y generaron más de un bochinche en la Casa de Nariño.

Ayer, en esta columna, nos referimos al diálogo sostenido con el exalcalde capitalino en la llamada Nocturna de RCN, en la que don Luis Eduardo expresó que cuando se sienten a la misma mesa, a conversar, alias Timochenko, el máximo jefe de las Farc, y el expresidente  Uribe, ese día sí habrá paz en Colombia.

La afirmación del exalcalde mayor de Bogotá se produjo unas horas antes de que se anunciara en La Habana, con bombos y platillos, el primer acuerdo entre los negociadores del gobierno del presidente Santos y de la insurgencia más antigua del continente americano.

He aquí los cinco temas de portada. De la entrevista que mantuvo la periodista María Jimena Duzán, de la revista Semana, con el hombre realmente fuerte de las Farc, se puede colegir lo siguiente:

Punto 1: La paz no puede ir a estudio de un Congreso de la República deslegitimado con un 75% de desprestigio. Recordemos que la Reforma a la Justicia colapsó porque el Congreso la contaminó.

Punto 2: Se requiere un nuevo tratado al que solo se llega por la vía de una Constituyente, propuesta en la que insistirá la subversión a partir del nuevo ciclo de conversaciones de Cuba.

Punto 3): Para garantizar una verdadera seguridad jurídica se necesita de la legitimación, no del poder constituido, representado hoy por el Presidente de la República y por el Congreso (ambos de capa caída en las encuestas de opinión) sino por el poder Constituyente que reside en el pueblo soberano.

Punto 4: La paz tiene que ser estable y duradera. Para ello se requiere su consagración en la nueva Constitución, que sería el producto de una Constituyente, vinculante e incluyente, que refleje el querer de todas las fuerzas políticas incluido el uribismo, crítico contumaz del proceso, pues  sin el expresidente Uribe y sin el resto de la oposición la paz no es posible.

Punto 5: Una decisión de punto final -emitida por un poder constituido- podría ser revocada por un Presidente venidero que no la comparta, mientras que una determinación de punto final tomada por el poder constituyente sólo podrá ser modificada  por el pueblo soberano.

Una reflexión. El anuncio dominical sobre la aprobación del primer punto de la agenda común, suscrita el 26 de agosto de 2012, es un primer paso, pero se requiere convocar a todas las fuerzas (incluida la oposición) para garantizar el éxito del proceso. Reiteramos que sin el apoyo de todos los partidos y de la sociedad civil, el proceso no tendrá el éxito deseado por el Gobierno nacional.