“… Y si apenas dando sus primeros pasos ya da pereque, espere a que empiece a caminar y verá”. Esa suele ser una frase de cabecera en muchos hogares cuando los bebés empiezan a ser más activos, moviéndose de lado a lado, cogiendo cuanta cosa tienen a su alcance y, de paso, dañando no pocas de ellas.
Esa misma metáfora se puede aplicar a lo que está pasando en Colombia con la antesala del fenómeno climático de El Niño, que si bien aún está lejos de su pico máximo de aumento de temperatura y disminución del régimen de lluvias, ya tiene a casi 120 municipios en todo el país afectados por una intensa sequía. Por lo mismo están sometidos a largos racionamientos en el servicio de acueducto o simple y llanamente no tienen otra opción que surtirse en carrotanques o extraer el líquido directamente de aljibes, quebradas y riachuelos, obviamente sin tratamiento alguno.
Según la Defensoría del Pueblo, esas poblaciones enfrentan problemas con el abastecimiento de agua e incluso advierte que no se trata de una situación nueva puesto que desde el año pasado se había señalado que el 10% de los municipios del país enfrenta una situación de alta vulnerabilidad en este campo.
Aunque la Defensoría reconoce avances en ciertas regiones, advirtió que lo que viene ocurriendo en Casanare y varios departamentos de la Costa Caribe, particularmente en la Alta Guajira, muestra que de no tomar medidas urgentes y definitivas, se puede poner en peligro la vida de muchos habitantes, sobre todo de niños, niñas y adultos mayores.
Los panoramas desérticos en algunos municipios costeños empiezan a multiplicarse, en tanto que los incendios forestales ya se acercan a 280 casos este año.
En el frente agrícola la situación también se empieza a complicar. Por ejemplo, en la Costa Atlántica se habla de 10 mil reses muertas por física sed, pero hay cálculos que dicen que a nivel nacional la falta de agua habría producido el deceso de 40 mil cabezas y contando. En tanto ya hay ciclos de cosechas que se han visto fuertemente afectados por el intenso verano, reduciendo la productividad de los cultivos o incluso echándolos por la borda.
De allí que en las principales plazas de mercado y centros de abastos también se registran ya picos en los precios de algunos productos agrícolas, sobre todo provenientes de la Costa Atlántica y los santanderes, las zonas más afectadas por las sequías. Por ejemplo, los volúmenes de carne, leche y otros derivados comienzan a disminuir levemente, en tanto que otros productos del agro que debían estar presentando bajos precios por cosecha, aún no han bajado.
Por lo mismo, desde ya se prevé que la inflación podría tener un empujón adicional en los próximos meses, debido a la menor oferta alimentaria y la consecuente carestía, lo que podría llevar, incluso, a que la meta de tope máxima de 4% de aumento del IPC anual pueda incumplirse.
Aunque en otras regiones, como Casanare, por ejemplo, también se reportó la muerte de miles de animales meses atrás, los expertos señalan que esa situación no tiene una relación directa con El Niño, sino con alteraciones progresivas en el promedio de la temperatura producto del cambio climático. La acusación que culpaba de la escasez de agua a las explotaciones petroleras en la zona tampoco fue sustentada fehacientemente. Como tampoco se puede aducir que la crisis en el suministro de agua en Yopal tenga que ver con el fenómeno climático en sí, sino que responde más a un problema estructural y administrativo en materia de acueducto.
¿Reacción tardía o a tiempo?
Obviamente en medio del aumento de la preocupación por los primeros efectos del fenómeno climático, ya se generó una controversia alrededor de si existe o no la suficiente planificación para enfrentarlo, ya que desde finales del primer trimestre las autoridades meteorológicas habían advertido que El Niño se presentaría en el segundo semestre y sus efectos irían por lo menos hasta mediados de 2015.
Mientras que desde los municipios más afectados los pobladores culpan a las autoridades nacionales, regionales y locales por una presunta falta de previsión, en el Congreso ya se anuncian debates de control político al Gobierno sobre ese asunto.
La propia Defensoría dijo esta semana que desde meses atrás se pidió a las autoridades competentes adoptar planes de contingencia. Aún así el titular de la entidad, Jorge Armando Otálora, advirtió esta semana que los derechos de los colombianos, particularmente el derecho humano al agua, están siendo vulnerados por la falta de atención oportuna a las advertencias que instituciones como el Ideam y la propia Defensoría han venido realizando para prevenir las consecuencias negativas de los fenómenos climáticos.
Recordó la institución humanitaria que ya había un diagnóstico no sólo sobre el 70% de probabilidades de El Niño, sino sobre el elevado déficit en el volumen de aguas lluvias en amplias zonas, como La Guajira, Magdalena, Atlántico, Bolívar, Santander, Boyacá, Cundinamarca, Huila e incluso buena parte de la Costa Pacífica, incluido Chocó.
En medio de ese cruce de acusaciones también se ha puesto en tela de juicio el papel de las corporaciones autónomas regionales, siempre blanco de críticas por inoperancia y burocratización.
Y, como era obvio, no faltan tampoco los que quieren hacerle un juicio de responsabilidades a los alcaldes, gobernadores, Congreso, ministros y hasta a la Casa de Nariño, bajo la tesis de que la distracción por la campaña electoral del primer semestre e incluso la propia limitación de ejecución presupuestal impuesta por la Ley de Garantías Electorales, impidieron tomar acciones más fuertes y determinantes desde el plano preventivo.
Igual no faltan quienes consideran que todo el problema radica en que desde que se dieron las primeras advertencias no se puso en cabeza de un ente de alto nivel toda la estrategia para enfrentar a El Niño, más aún cuando se tenía el antecedente de lo ocurrido entre 2010-2011 con La Niña (que se caracteriza por un régimen intenso y anormal de lluvias), cuando entre acciones de emergencia, mitigación, rehabilitación y reconstrucción de lo afectado por el invierno y las múltiples inundaciones el Estado tuvo que destinar más de 10 billones de pesos a corto y mediano plazos.
¿Qué entidad debió ser la encargada de liderar exclusiva y jerárquicamente un plan de contingencia interinstitucional? Unos dicen que el Ministerio de Medio Ambiente, otros que la Agencia Nacional de Gestión del Riesgo y hasta se sugirió en determinado momento que lo hiciera la oficina presidencial del Fondo de Adaptación al Cambio Climático. Hasta se llegó a pensar en una alta consejería presidencial accidental para el tema de El Niño, que incluso tuviera puesto en el consejo de ministros…
El viernes la que terció en todo este problema fue la contralora general Sandra Morelli que emitió un control de advertencia en donde jaló las orejas a las autoridades al considerar que hay falencias en la planeación y prevención para hacer frente a los efectos del fenómeno climático.
También está el problema de pedir obras que en estos momentos no alcanzan a hacerse para enfrentar la coyuntura climática. Por ejemplo, mientras que en algunas regiones se pide que se intensifique la construcción de los distritos de riego, en realidad esta no es una solución viable en el corto plazo. Según el exministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, hoy sólo hay en el país tres grandes distritos y la construcción de uno nuevo puede tardar entre tres, cuatro o cinco años.
Se hizo y se hace: Gobierno
Desde el Gobierno se responde que esos planes tempraneros de contingencia sí se han puesto en marcha desde el segundo trimestre e incluso antes, no sólo desde el punto de vista estructural, sino también coyuntural, en temas como bomberos, acueductos, protección de fuentes hídricas, plantas de tratamiento, capacitaciones a funcionarios, planes de reacción y emergencias…
Aún así es claro que la acción más determinante fue la anunciada esta semana, tras el consejo de ministros que se realizó en Soledad (Atlántico) y que fue encabezado por el presidente Santos.
Allí se puso en marcha un plan de choque que parte de la base de redoblar medidas para mitigar los efectos del fenómeno climático y adoptar directrices puntuales en materia de disponibilidad de agua potable, suministro de energía, abastecimiento de productos agropecuarios, asistencia humanitaria, control de eventos como incendios y ayudas económicas a los sectores de la población que puedan ser afectados.
Con una destinación presupuestal cercana a los 55 mil millones de pesos, se multiplicará la perforación de pozos, aprovechando la disponibilidad de fuentes hídricas subterráneas. Por ejemplo, en La Guajira hay 6 pozos que están en proceso de perforación por un valor de 7 mil millones de pesos. Así mismo, se pondrán en funcionamiento por lo menos 200 molinos extractores de agua.
También se trabajará en una solución definitiva estructural de agua para Santa Marta. En el orden nacional se destinará más presupuesto para el Fondo de Gestión de Riesgos así como el Sistema Nacional de Bomberos, en una suma cercana a los 23 mil millones para acciones de prevención, socorro y extinción de incendios. Para este objetivo, el país dispondrá de una flotilla de helicópteros adicionales.
Igualmente habrá ayudas financieras para sectores agropecuarios que resulten afectados por el fenómeno climático. Es más ya se están subsidiando algunos alimentos para el ganado. Igualmente se financiará la creación de silos para almacenar alimentos para períodos de escasez.
“Estuvimos discutiendo con todos los ministros y funcionarios del Gobierno expertos en este fenómeno, en las repercusiones, los efectos y las medidas que se pueden tomar para afrontar una situación como la que estamos viviendo y vamos a vivir con más intensidad en los meses venideros”, indicó el Jefe de Estado.
Y es que para el Gobierno es claro que esta difícil coyuntura climática apenas comienza. “Lo que hemos visto es apenas el preámbulo (…) Y eso quiere decir que el Fenómeno con toda su intensidad, podrá durar de octubre a marzo, abril del año entrante”, dijo.
Ese es un campanazo muy preocupante, pues, según Santos, los expertos en desastres naturales lo que puede provocar El Niño es mucho más de lo ocasionado por La Niña hace cuatro años.
Apretón en agua
Lo cierto es que mientras se intensifica el plan de choque dispuesto por el Gobierno, gran parte de la responsabilidad en la garantía del suministro de agua potable recae en las autoridades locales y regionales.
Pero esto no es nada fácil. Los alcaldes de los municipios y ciudades que ya sufren racionamientos de agua sostienen que las fuentes que surten los acueductos y las plantas de tratamiento presentan niveles muy bajos e incluso en algunas zonas de la Costa están prácticamente secos los cauces de ríos, quebradas, reservorios, pozos y embalses naturales.
En medio de esta coyuntura tan complicada para las empresas de acueducto, el Ministerio de Vivienda sostiene que lo importante no es hacer más tubería o infraestructura sino que los esfuerzos se enfoquen en la recuperación de fuentes hídricas. Por lo mismo se destinaron 45 mil millones de pesos en 22 departamentos para desarrollar procesos de compra de plantas de tratamiento de agua potable y acompañar programas de perforación de pozos en distintas regiones del país.
También se trabaja, en el marco de los planes de contingencia, en establecer qué fuentes de abastecimiento de agua potable tienen las regiones o municipios distintos a los de los acueductos, en caso de que sea necesario acudir a ellas. Más pozos subterráneos, evitar pérdidas en la distribución del líquido, campañas para ahorro del agua, complementan la estrategia.
El otro gran riesgo es la posibilidad de que El Niño afecte, por la disminución del nivel de embalses e hidroeléctricas, el sistema de generación de energía. Para enfrentar la coyuntura, según el ministro de Minas y Energía, Amylkar Acosta, con el apoyo del Servicio Geológico Colombiano y en convenio con las corporaciones autónomas, se está trabajando ya en perforación de pozos para extraer aguas subterráneas.
Igualmente se adelanta un programa para que el agua asociada a la industria petrolera (unos 7,6 millones de litros diarios) pueda ser tratada, reinyectada o utilizada por ejemplo en actividades de riego de palma o maderables (nunca para el consumo humano), lo cual soluciona problemas ambientales y alivia la presión sobre los acuíferos superficiales.
Por el momento, dado que el nivel de los embalses no es crítico, el Gobierno descarta el riesgo de un racionamiento eléctrico.
A ello se suma que el Ministerio de Agricultura trabaja en programas relacionados con provisión de alimentos para el ganado, ayudas para la perforación de pozos, rehabilitación de distritos de riego y el tema relacionado con ampliación de créditos y periodos de gracia y seguros de cosechas y vivienda para los productores del campo. Todo ello a la par de campañas de arborización de las cuencas de los ríos y las laderas de las montañas
Como se ve, más allá de la polémica en torno a si el plan de contingencia del primer semestre y el de choque de esta semana son los más adecuados ante el tamaño de la amenaza, el Estado se mueve para enfrentar a un Niño que, desde ya, se sabe que causará más de un dolor de cabeza.
Cambio climático, el nuevo norte
Más allá de la difícil coyuntura, lo cierto es que los expertos sostienen que, a la par del plan de contingencia contra El Niño, es necesario profundizar la política de largo plazo para enfrentar el cambio climático.
Según la ministra de Ambiente, Luz Helena Sarmiento, el país avanza en la formulación del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, que es fundamental para tomar medidas estructurales, por cuanto fenómenos como La Niña o El Niño no son pasajeros sino que son y serán cada vez más una condición normal.
Ese plan, que incluye Nodos y Planes Territoriales que avanzan en sectores como los de agricultura, transporte, minas y energía y salud, debe redundar en que toda obra o acción tome en cuenta la variable del cambio climático para su realización.
En cuanto a la coyuntura por El Niño, la ministra realizó un llamado vehemente al país para que se colabore adoptando medidas que permitan contrarrestar los efectos de la sequía que azota varios departamentos.
"Esta es una época seca en el país, que se acrecentó en la zona norte de Colombia, al no presentarse condiciones de tormentas tropicales en el Caribe, y esto generó la crisis de sequía que estamos sufriendo", explicó.
Puntualizó que se firmó un acuerdo sobre el re-uso del agua con las grandes empresas para la cogeneración y uso del líquido. En cada concesión que hemos otorgado, cada CAR deberá revisar por sector estas concesiones, debido a que hay algunas que están pidiendo más de lo que necesitan y eso lo vamos a mejorar.
El Ministerio, en conjunto con el Ideam y las CAR, han realizado 23 talleres informativos sobre el Fenómeno de El Niño en todo el país, reuniones con gobernadores, alcaldes y sistemas de atención de riesgo de desastres en 17 ciudades, con la participación de más de 1.800 asistentes del sector público y privado.
Cuatro fases del fenómeno
Para quienes no lo tienen claro El Niño es un evento de variabilidad climática en el que interactúan la temperatura superficial del mar en el Océano Pacífico y la velocidad de los vientos.
De acuerdo con el Ideam, el fenómeno se desarrollará en cuatro fases: inicio, durante julio, agosto y septiembre de 2014; desarrollo, en octubre, noviembre y diciembre; madurez, en enero, febrero y marzo de 2015 (la de mayor intensidad); y debilitamiento, en abril, mayo y junio siguientes.
Se está, entonces, en la primera etapa. Las lluvias que aún se registran en la Capital del país, según Ómar Franco, director del Ideam, irán desapareciendo con el correr de las semanas, en tanto que en otras zonas los efectos ya son más intensos en materia de altas temperaturas, lo que ha producido incendios forestales en Tolima, Valle, Cesar y Norte de Santander.
En cuanto a los efectos que pueda tener El Niño en esta ocasión, el Director del Ideam indicó que “hay agencias meteorológicas que hablan de un fenómeno de moderado a débil. Todavía no se arriesgan a señalar que haya condiciones para un Niño fuerte”.
Puntualizó que “la tendencia pasó de enfriamiento a calentamiento y se viene dando cuenta ya de niveles de 0,3 y 0,4. En el momento en que la temperatura del Pacífico esté en +0,5, ese día podemos decir que estamos en Fenómeno de El Niño. La tendencia es completamente para allá”.
“La actual temporada semiseca del año, unida a la segunda temporada de lluvias de octubre, noviembre y diciembre, con valores por debajo de lo normal, se unirá con los del primer trimestre de 2015, serán los de máximo impacto de El Niño, es decir el fenómeno de variabilidad climática se une con la temporada seca habitual de los meses de enero, febrero y marzo”, anotó Franco.
Cifras buenas y malas
Colombia es uno de los países con mayor oferta hídrica natural per cápita del mundo, ocupa el puesto 21 entre 199 países, teniendo una disponibilidad de agua de 33.630m3 al año por persona, es decir, cinco veces mayor a la disponibilidad promedio del mundo, que apenas alcanza los 7.700m3, según informes del Instituto de Recursos Mundiales y Naciones Unidas, publicados por el Ministerio de Medio Ambiente.
A pesar de las cifras, Colombia podría sufrir de desabastecimiento, ya que es el tercer país más afectado en el mundo por el Cambio Climático; y el 40% de las principales cuencas es vulnerable al deterioro ambiental, como resultado a la intervención del hombre.