BAJO el rótulo de “una nueva clase de republicano” que se cimienta la herencia política de su padre quien en sus tres candidaturas se presentó como un “libertario”, es decir conservador en asuntos económicos pero liberal en asuntos sociales, Rand Paul acaba de lanzar su aspiración a la investidura republicana para la presidencial estadounidense de 2016.
De las entrañas mismas del Tea Party, el ala radical conservadora de la que se progenitor Ron fue fundador, Rand Paul sueña a sus 52 años en convertirse en la carta del partido para enfrentar al rival demócrata en la lucha por la Casa Blanca.
Aunque no es el más carismático de los precandidatos republicanos, gracias a su espíritu “libertario” ha logrado que los más jóvenes del partido cierren filas tras él, una “tropa” que se visualiza con gran potencial electoral y que podría ser decisivo en el largo camino de las primarias.
Fiel a sus ideas y “amante” de los símbolos, Rand Paul lleva desde años atrás una moneda de un centavo en el ojal en lugar de una bandera de su país. El objeto ilustra todo su programa: el fin del déficit y un sometimiento total a la Constitución.
"Quiere decir: nunca más un centavo en rojo", explicó Rand Paul tras ser electo senador en 2010 en Washington, en los albores del movimiento anti-impuestos y anti-Estado que se conocería como Tea Party y que se metería luego como una cuña en el partido Republicano durante la era de Barack Obama.
Hace seis años, sólo un puñado de militantes del Tea Party había escuchado hablar de este oftalmólogo instalado en Bowling Green, en Kentucky. Lo conocían por su padre, Ron, a quien como él ha expresado en reiteradas ocasiones le debe su educación intelectual, basada en Friedrich Hayek, Ayn Rand y Frédéric Bastiat.
"Su intransigencia y su filosofía política inquebrantable no sólo me han inspirado, también han permitido el nacimiento de lo que se convertiría en el movimiento Tea Party. Papa siempre fue un casi-Tea Party él solo", cuenta Rand Paul en "The Tea Party goes to Washington", publicado en 2011.
Rand Paul es fiel a la tradición libertaria: está en guerra con los neoconservadores de su partido, denuncia el intervencionismo de los años Clinton, Bush y Obama y promueve un programa económico ultraliberal.
Los libertarios dan la bienvenida a sus denuncias del programa de vigilancia de la NSA (Agencia de Seguridad Nacional), sus propuestas sobre la marihuana medicinal y por una reforma al sistema penal que promueva penas alternativas a la cárcel.
"Es muy importante para los votantes jóvenes", dice Matt Kibbe, presidente de la organización Freedomworks, que describe como un motor del "movimiento de la libertad". "Los temas tradicionalmente republicanos como la tasa marginal de impuestos no resuena con los jóvenes que están saliendo al mercado laboral, así que los temas de justicia resuenan muy bien".
Rand Paul prefiere describirse como un "conservador libertario" o "constitucional" y ha debido alivianar algunas posturas. Aunque denunciaba el enorme gasto militar estadounidense, recientemente apoyó un aumento en el presupuesto del Pentágono. Pero frente al matrimonio homosexual y el aborto, sigue la línea tradicional republicana.
"Sí, ha asumido algunas posiciones por las que los libertarios están molestos, pero (...) sigue siendo el más libertario de los candidatos", dice David Boaz, vicepresidente del centro de análisis libertario Cato Institute.
Los demócratas, y algunos de sus rivales, prefieren ver en ello oportunismo.
"Él dice que es algo diferente, pero cuando miras, es igual a cualquier otro aspirante presidencial republicano: bueno para los más ricos y malo para la clase media", dijo en un comunicado la presidenta del partido Demócrata, Debbie Wasserman Schultz.
Este senador de Kentucky se convirtió ayer en el segundo republicano en lanzarse a la carrera por la Casa Blanca. "Soy candidato a la presidencia para que nuestro país retorne a los principios de la libertad y de un gobierno limitado", escribió en su página web antes del discurso de su lanzamiento.
Dos semanas atrás fue Ted Cruz quien anunció su candidatura a la investidura del mismo partido y se prevé que en breve lo haga Jeb Bush, quien encabeza las preferencias de los electores republicanos sin haber oficializado aún su postulación.
Por el lado demócrata, Hillary Clinton ya cuenta con un equipo y con oficinas de campaña, lo que deja entrever que no está lejano el día en que se lanzará oficialmente a disputar la nominación por el partido del actual presidente Barack Obama./EL NUEVO SIGLO con AFP