Tras unos cuarenta arrolladores aplausos el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, presentó su discurso del Estado de la Unión ante el Congreso, haciendo referencia a sus logros en materia económica, social, política y militar. Avasallado por un importante respaldo, los asistentes, en su mayoría demócratas, se pararon una y otra vez demostrando un cálido y fecundo respaldo a su gestión.
Obama, conocido por su simpatía y oratoria, inició su alocución con el beneplácito de una voluminosa y elocuente carcajada del hemiciclo. De chiste en chiste, de comentario en comentario, el comienzo de la arenga presidencial calmó los turbios ánimos de sus detractores republicanos, quienes a pesar de su distanciamiento, presenciaron la importante cita.
Luego de la distensión efectiva, Obama sacó a relucir la importancia de sus políticas. Así comenzó resaltando la importancia de Medicare como modelo incluyente de salud, la creación de su sistema educativo con mayor cubrimiento o la importancia de su nueva afrenta para controlar las armas, entre otros, frente a nivel local.
“Estados Unidos es aún el más poderoso país del mundo, y las versiones sobre su eventual decadencia económica, diplomática o militar son apenas humo", afirmó el presidente Barack Obama, demostrando la hegemonía que ostenta su país a nivel global pese a la crisis económica del 2008 y el surgimiento de nuevas potencias en el mundo.
Ante la ovación de sus aliados, Obama no dudó un solo momento en decidir firmemente que su país es y seguirá siendo la nación “más fuerte, la más durable economía en el mundo", y añadió que "quienes afirman que Estados Unidos está en decadencia están contando una ficción".
Con un tono exultante y tranquilo, Obama dijo que su gobierno ha sido capaz de acercarse al ciudadano del común y entender sus necesidades. Sus palabras más que una llamada a la confrontación sirvieron para resaltar una y otra vez la importancia de los Estados Unidos en el mundo por su capacidad para desarrollar, crear e innovar.
"En nombre de las personas que amamos y que hemos perdido, por los familiares que aún podemos salvar, hagamos de Estados Unidos el país que cure al cáncer de una vez y para siempre", expresó Obama, el último de su presidencia, y añadió que "Esta noche, estoy anunciando un nuevo esfuerzo nacional para lograrlo", dijo Obama, refiriéndose a su vicepresidente Joe Biden, quien el año pasado perdió un hijo por esa enfermedad.
Obama recordó los avances tecnológicos norteamericanos, reconociendo que la Unión Soviética puso un satélite en órbita antes que Estados Unidos, pero la capacidad de su país permitió que unos años después aterrizaran sus cohetes en la Luna.
Desde el punto de vista económico, tema que significó una feroz elocuencia de su parte, el Presidente criticó abiertamente a Wall Street y a los grandes conglomerados económicos, endilgándoles la crisis económica del 2008 y resaltó la importancia de un control efectivo del Estado en el ámbito económico para que el ciudadano no salga perdiendo.
En el frente internacional, Obama sostuvo la fortaleza de sus fuerzas militares, cuya capacidad está muy por encima del resto de naciones. “Estados Unidos invierte más en nuestras Fuerzas Armadas que las siguientes ocho naciones sumadas. Nuestras tropas son la más sofisticada máquina de combate en la historia del mundo", afirmó. Así mismo, puntualizó que “ninguna nación se atreve a atacarnos o a nuestros aliados porque sabe que es el camino a la ruina".
El terrorismo islámico también fue otro de los temas que abordó el mandatario. Con mano dura y firmeza en su mirada, Obama recalcó el peligro que significan grupos como Al Qaeda o el Estado Islámico (EI), pero resaltó que no representa una “amenaza a la existencia nacional”, un estado de pánico general que Estados Unidos no está dispuesto a aceptar.
Obama, de manera muy concisa, afirmó que el EI quiere fomentar el odio hacia Estados Unidos como “propaganda para reclutar", aludiendo a frases como “la tercer guerra mundial”, categorización desestimada por el mandatario.
Así mismo, en otros frentes en el ámbito internacional, Obama hizo referencia a la situación con Cuba e Irán, dos de sus banderas en sus últimos años de gobierno. Como un verdadero éxito, el Presidente denominó el acuerdo nuclear logrado con Irán, pero insistió en la amenaza que persiste en Medio Oriente y otras regiones del mundo.
Cuba, igualmente, se constituyó como otra de sus cartas de presentación, ya que sirvió para entender que 50 años de bloqueo no sirvieron para nada. "¿Quieren ustedes consolidar nuestro liderazgo y credibilidad en el hemisferio? Entonces reconozcamos que la Guerra Fría se terminó. Levanten el embargo a Cuba”, dijo Obama de manera categórica.
Del mismo modo se refirió a Guantánamo, uno de los primeros temas en su agenda como gobernante, al que tildó como algo "caro e innecesario que sirve solo para reclutar enemigos, y por ello debe ser cerrado”.
De acuerdo con Obama, "50 años de aislamiento de Cuba fracasaron en promover democracia, y nos atrasaron en América Latina", un papel que debe retomar Estados Unidos como parte de su tarea apoyando a naciones como Colombia, nación a la que se refirió en una parte de su discurso, como “un país que está negociando la terminación de un largo conflicto”.