Los ministros de Finanzas de la Unión Europea se reúnen hoy y mañana para intentar acercar posiciones sobre cómo supervisar y, si es necesario, cerrar los bancos en quiebra antes de que arrastren a toda la economía en una crisis, un mecanismo contemplado en la incipiente unión bancaria.
Irlanda estaba entre los más afectados por el colapso de sus bancos, pero el fin de semana el gobierno irlandés anunció que saldría a mediados de diciembre del plan de rescate de 85.000 millones de euros de la UE y del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Esta noticia sumada al hecho de que un tercer plan de rescate a Grecia no se plantea en lo inmediato, permitiría hoy en Luxemburgo a los ministros de Finanzas de la eurozona, a los que se sumarán mañana el resto de los titulares de la UE de esa cartera, dedicarse al mecanismo único de resolución bancaria.
En medio del torbellino causado por la crisis financiera global comenzada en 2008 surgieron ambiciosos planes para garantizar que los contribuyentes no tengan que poner la mano en el bolsillo para achicar las deudas de los bancos, junto a otros sobre una coordinación más estrecha de las políticas económicas.
Pero sin tanta presión de los mercados y con una economía europea estabilizada, o en vías de estabilización, las preocupaciones nacionales resurgen y hacen que sea aún más difícil implementar la propuesta unión bancaria.
En un informe titulado "La Unión Bancaria Europea: buena idea pero mala ejecución", el banco alemán Deutsche Bank señala que el plan "tiene su razón de ser económica y podría, si se implementa de un modo consistente, fortalecer de manera sustancial la estabilidad financiera en Europa y en particular en la zona euro".
El problema, sin embargo, es que padece "dos contradicciones fundamentales".
"Por un lado, hay una actitud esquizofrénica de los Estados miembros en lo que respecta al grado necesario de supranacionalidad para preservar un mercado financiero interno estable para los servicios financieros", indica el informe.
"Por otro lado, tenemos las expectativas y motivaciones de los Estados miembros para con la Unión Bancaria, a veces contradictorias", añade.
En su lucha para poner fin a la crisis de la deuda, la Eurozona ya acordó la creación del Mecanismo Único de Supervisión (MUS) que permitirá, cuando sea operacional en 2014, recapitalizar directamente las entidades asfixiadas.
El próximo paso es la creación de un mecanismo único de resolución (MUR), abierto a los once miembros de la UE que no comparten la moneda única y que quieran participar, para supervisar el cierre de los bancos que no pueden ser rescatados.
En el Banco Central Europeo (BCE) insisten en que el MUR es esencial para completar el MUS, un punto respaldado por el comisario de Asuntos Financieros, Michel Barnier.
Pero muchos Estados miembros, incluido Alemania, son reticentes, en particular sobre cómo financiar este fondo que Berlín entiende que requiere cambios en los tratados del bloque.
Una solución temporaria sería utilizar el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), el fondo de rescate de la UE que ya ayudó a los bancos españoles./AFP