Los dirigentes europeos registraron "avances" en las maratónicas reuniones de tres días en Bruselas, y delinearon "una estrategia" para salir de la crisis de la deuda que será aprobada el miércoles en la cumbre de la Eurozona.
"Hemos hecho avances (...) en tres días concluiremos" un acuerdo, aseguró ayer domingo por la noche a la prensa el presidente de la Unión Europea, Herman Van Rompuy, al concluir la cumbre de la Eurozona integrada por 17 países.
El objetivo es presentar estas medidas a los países emergentes e industrializados del G20 en Cannes (sur de Francia) el 3 y 4 de noviembre.
El plan para blindar a Europa y prepararla para un default de Grecia contempla "cinco frentes", detalló el dirigente europeo. Entre ellos, las tres principales medidas son "la recapitalización de los bancos, un aumento del sector privado en el rescate a Grecia y el fortalecimiento del fondo de rescate europeo".
Además este nuevo plan contempla una mayor presión contra los gobiernos para que "aseguren la sostenibilidad de las finanzas y promuevan el crecimiento", y una mayor integración política y fiscal.
En una jornada intensa, los europeos exigieron a Italia "más sacrificios" para equilibrar su presupuesto.
"Tenemos que tranquilizar a los inversores y a otros Estados", conminó Van Rompuy.
La canciller alemana, Angela Merkel, también exhortó al gobierno italiano a que reduzca la deuda "de manera creíble".
Con una deuda de 1,9 billones de euros (cerca del 120% del PIB), los socios europeos dudan de la capacidad del gobierno de Silvio Berlusconi para mantener las finanzas públicas bajo control, lo que le han valido nuevas rebajas de la nota por las agencias de calificación recientemente.