El primer ministro griego, Alexis Tsipras, mientras celebraba su primer año en el poder, señaló su determinación para realizar la reforma de las jubiliaciones reclamada por los acreedores del país pero que provoca gran rechazo social.
La reforma de las jubilaciones, que el gobierno presentará al Parlamento a comienzos de febrero "tiene que avanzar, es necesario (...) el dilema es reformar el sistema o dejerase derrumbar", lanzó Tsipras ante unos 4.000 partidarios reunidos en asamblea en un estadio de Atenas para festejar "un año de izquierda".
No obstante, prometió llegar "hasta el final del diálogo y de la flexibilidad" a favor de las categorías sociales más afectadas por el alza prevista en las cotizaciones, citando a las pymes, los 'freelancers' y agricultores.
Prometió un sistema "más equitativo" y redistribuidor, martillando en cuanto a su compromiso de no recortar las pensiones actuales, "ya reducidas en el 40%" por los precedentes gobiernos de alianza entre la derecha y los socialistas, bajo presión de la Unión Europea (UE) y del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Reelegido triunfalmente en setiembre tras haber renegado en julio de sus compromisos para poner fin a las políticas de austeridad bajo tutela de los acreedores del país, para evitar salir de la zona euro, el primer jefe de gobierno procedente de la izquierda radical en Grecia se encuentra atenazado entre las exigencias de la UE y del FMI y una recrudecencia de la constestación social.